Las empresas con mujeres al mando logran un 29 por ciento más de retorno

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La transformación silenciosa que han protagonizado las organizaciones con dirección femenina ya no puede pasar desapercibida. Lejos de ser una moda o una tendencia coyuntural, se consolida como un modelo de gestión efectivo, rentable y resiliente.

Solo en el último año, múltiples estudios internacionales y nacionales han coincidido en un punto clave: las compañías con una alta participación de mujeres en sus juntas directivas obtienen mejores resultados financieros, sociales y de reputación.

Así lo confirma Efrén Ariza, docente del MBA Internacional de Areandina en Bogotá, quien asegura que “las empresas que han dado espacio a una voz femenina en la toma de decisiones no solo están apostando por la equidad, sino por una ventaja competitiva comprobada”. Las cifras respaldan su afirmación: según McKinsey & Company (2024), las unidades productivas con al menos un 30 % de representación femenina en sus órganos de gobierno logran un ROE (retorno sobre el capital) del 29 %, frente al 20 % promedio de aquellas sin equidad de género en su liderazgo.

Por su parte, datos de Adecco (2024) señalan que estas mismas empresas incrementaron su productividad en un 22 % y su eficiencia operativa en un 16 %, lo que se traduce en mejores márgenes de ganancia y una capacidad superior para sortear contextos económicos volátiles. Además, el crecimiento en ingresos fue del 19 %, frente al 13 % en organizaciones dirigidas exclusivamente por hombres, lo que refuerza la correlación entre inclusión y rentabilidad.

A este panorama positivo se suman los resultados de un informe reciente de Confecámaras (2025), que muestra un aumento en la presencia de mujeres directivas en juntas empresariales: del 31 % en 2023, se pasó a 34 % en el primer trimestre de 2025. Un avance significativo, aunque aún insuficiente para lograr una verdadera paridad.

Lo que está ocurriendo, según Ariza, es una redefinición del éxito empresarial, que incorpora no solo la generación de valor económico, sino también el impacto ético, social y ambiental. “En este punto, el rol de las lideresas corporativas ha sido crucial”, indica.

Ética, innovación y sostenibilidad: los tres pilares del nuevo liderazgo

Los modelos de gestión encabezados por ejecutivas han logrado avances sustanciales en la transformación cultural de las organizaciones. De acuerdo con Great Place to Work Colombia (2024), estas empresas implementan estrategias de innovación un 22 % más rápido gracias a un enfoque colaborativo y participativo en la toma de decisiones.

A la vez, se observan mejoras notables en términos de transparencia y ética empresarial. Según Transparencia por Colombia (2024), las compañías con dirección femenina presentan un 42 % menos de casos de corrupción y malas prácticas corporativas, un dato que refuerza la percepción de que este liderazgo tiende a ser más analítico, responsable y enfocado en el largo plazo.

Además, la sostenibilidad también ha ganado terreno bajo esta visión. El Foro Económico Mundial (2024) reportó que las empresas con presencia femenina en sus juntas incrementaron sus inversiones en proyectos sociales y ambientales en un 26 % durante el último año. En el caso colombiano, Bancolombia y Alpina han sido pioneras en mostrar cómo una junta diversa impulsa el desarrollo sostenible con resultados tangibles.

El bienestar interno también se ha visto beneficiado. Great Place to Work Colombia (2024) documentó una reducción del 17 % en la rotación laboral en empresas lideradas por mujeres, lo que se traduce en equipos más estables, comprometidos y productivos. Este ambiente positivo, junto con una gestión basada en el consenso, fortalece no solo los resultados sino también la reputación institucional ante clientes, inversionistas y aliados estratégicos.

Algunos desafíos por superar para seguir avanzando en esta materia

En Colombia, la brecha salarial entre hombres y mujeres en cargos ejecutivos sigue rondando el 15 %, según datos recientes del DANE (2025). Asimismo, la falta de políticas públicas que promuevan cuotas de participación femenina en órganos de gobierno corporativos continúa siendo una barrera para el avance real hacia la equidad.

Frente a este contexto, el docente de Areandina es contundente en su llamado: “El talento está. Lo que falta es voluntad política y compromiso empresarial. La evidencia ya no deja lugar a dudas: incluir mujeres en los espacios de poder no es un favor, es una estrategia de éxito empresarial.”

La conclusión es clara: las organizaciones que entienden el valor del liderazgo femenino están construyendo una economía más inteligente, sostenible y ética. Quienes no lo hagan, corren el riesgo de quedar rezagados en un mundo que ya no tolera exclusiones.