Las papas nativas: entre la productividad y la tradición

265

Por: Julián Escobar

A pesar de que en Colombia existen más de treinta variedades de papa, sólo se consumen alrededor de tres. Las demás son difíciles de obtener ya que sus semillas casi no se encuentran o se deben esperar varias semanas para que un proveedor las logre conseguir. El Biomuseo de la Papa Nativa ubicado en Ventaquemada, Boyacá, muestra varias de estas variedades que están casi extintas en el país.

En Colombia hay un auge de los chips de tubérculos. Ya restaurantes como Crepes & Waffles venden arracacha en esta presentación y Ara, paquetes producidos en Quindío de chips de yuca con batatas. Lo sorprendente es que los productos más conocidos de este ámbito son producidos en Ecuador y en Perú y pueden costar casi seis veces lo que cuesta un paquete de papas nacional. No solamente ocurre esto con papas o arracachas, sino con otros alimentos típicos de la gastronomía del altiplano cundiboyacense como las habas, que son importadas de Ecuador en paquetes muy atractivos y saborizadas con sal y pimienta. Resulta entonces contradictorio que, teniendo los mismos productos y sin la escasez de agua que tiene el Perú, Colombia no pueda generar valor agregado a sus productos.

Para comprender esta situación, lo primero que hizo esta investigación fue buscar semillas de papas distintas a las que usualmente se consumen en los supermercados de Colombia. Por lo tanto, las semillas que no fueran de la famosa papa criolla (Solanum phureja), papa sabanera (Solanum tuberosum) o papa pastusa (Pastusa suprema), se sembraron para ver su productividad. Fue imposible obtener estas semillas. Lo más cerca que se estuvo de encontrarlas fue en la plaza de mercado de Sogamoso (Boyacá), donde la espera para obtener semillas distintas, era de más de un mes y con la recomendación encima de que no era conveniente producirlas ya que poco se demandan y la venta sería muy complicada.

Buscando entonces las semillas ya con la advertencia de que tienen muy poca demanda, se descubrió el Biomuseo de la Papa Nativa en Ventaquemada, Boyacá. Este surge luego del viaje de un boyacense, Pedro Briceño, al Perú donde desde el aeropuerto de Lima se hablaba de museos temáticos sobre la papa. La sorpresa del viaje fue la simplicidad de los lugares, ya que no eran como el Louvre, sino casas muy humildes en lugares inesperados donde se mostraban papas moradas. Recordó entonces el viajero que, las mismas papas se producían en Boyacá y fueron abandonadas por cultivos más rentables y así se embarcó en rescatar las variedades de papas que alguna vez existieron.

Ha sido un trabajo de casi veinte años. Comenzó en 2007 y tiene más de treinta variedades de papas. Los colores van desde blanco a un morado profundo que raya con el negro. Unas han sido traídas de Nariño, otras de la Sierra Nevada de Santa Marta donde son producidas por indígenas, otras en Boyacá y la más curiosa es una variedad que un niño les entregó durante una feria y que se estaba produciendo en una pequeña parcela en La Calera, Cundinamarca. Cabe recordar que hay más de 2,900 variedades de papa registradas en las páginas del Ministerio de Agricultura, pero no todas se producen por temas de tamaño, sabor o productividad.

Recopilar así semillas, producirlas y venderlas no es un trabajo fácil. Este trabajo consiste en producir, pero además mejorar las variedades que se tienen. Las variedades mejoradas que los colombianos consumen regularmente se crearon por un hibridador en su momento debido a: tamaño para fritar, sabor, productividad, entre otros. La papa que se usa en el país para producir papas a la francesa es la R12, variedad mejorada de una papa capiro que es más grande y dura por lo cual se puede fritar. Algunas de las semillas que están en el Bio museo, se demoran un año en dar cosecha, tiempos muy altos a comparación de otras variedades mejoradas que pueden dar cosechas cada tres meses. Ya hay algunas investigaciones junto con universidades para mejorar semillas y hacerles fitomejoramiento, proceso que consiste en mejorar la semilla desde el ADN.

– La importancia del mejoramiento es que los tubérculos son un componente de nutrición…en algunos países los que los producen son pequeños productores para su consumo. Sin embargo, un potencial importante es el almidón… el fitomejoramiento inicia con la selección de variedades de un banco de semillas…acá se guardan los originales de especies silvestres y se hacen cruzamientos…cuando esa variedad da flor y fruto se cosecha…se busca entonces encontrar qué características heredaron de los padres- Afirma Natalia Ramos, doctora en fitomejoramiento de la Universidad Nacional.

Esta parte del proceso se viene haciendo en el Biomuseo junto con la UPTC de Boyacá. Como anota la doctora Ramos, el paso a seguir es encontrar luego de cruzar las semillas de estas treinta variedades, una que sea de buen tamaño, alta productividad, sabor agradable y demás características. Sólo así estas papas podrán competirles a las variedades comerciales que los consumidores compran en el mercado. De igual forma, mejores variedades, reducen los costos de producción. Un bulto de trece kilos de papas nativas cuesta tres veces más que los de papa sabanera (65 mil pesos vs 20 mil pesos). En parte, se paga un producto más caro no solamente por lo exótico, sino por la baja productividad que tiene y esto implica mayor uso de pesticidas, abonos, entre otros. Ahondando así las afirmaciones de la experta, tener estas colecciones de semillas toma tiempo y el logro principal será obtener una papa similar a la R12 con semillas nativas, proceso que puede demorar muchos años.

Además del rol de conservación, el museo ofrece una experiencia única. Probar papas, recolectarlas y ver sus usos son algunas de las actividades en este recorrido. Además, por su color, las papas se usan para producir cerveza y algunos tintes para acuarelas. El recorrido también incluye papas fritas de las variedades exóticas que sólo se encuentran juntas en esta finca de Ventaquemada. El recorrido dura alrededor de dos horas y es necesario llevar sombrero y ropa cómoda.

Es así como este Biomuseo mezcla lecciones sobre los desafíos del agro colombiano. Hace unos años hubo controversia por la protección de semillas nativas, la cual hoy no está zanjada del todo. Al no haber bancos de semillas suficientes en el país para desarrollar nuevas variedades productivas, estos esfuerzos en productos específicos como la papa ayudan a dar un brillo de esperanza a variedades e incluso especies que se encaminan a la extinción. Este proceso de conservación se hace de la mano de esfuerzos como el de la familia Briceño que además de preservar estas especies, están ayudando a re introducirlas en la dieta al cosecharlas y darle a otros la oportunidad de mejorar lo que ya existe y tener así papas más productivas.