Los 4 retos que tiene el país para proteger a menores de edad y adolescentes

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En el marco del Día del Niño, la organización Save the Children presenta los principales retos que tiene Colombia para garantizar el respeto de los derechos y el impulso del desarrollo integral de la niñez en el país, con un llamado a los diferentes actores de la sociedad para trabajar de manera mancomunada para fortalecer el enfoque en la niñez en el Plan Nacional de Desarrollo y aumentar el gasto social con enfoque de niñez.  

Estamos en deuda con nuestros niños. Debemos cambiar la manera en que los vemos y tratamos, darles la importancia que merecen, hacerlos visibles y protagonistas de las soluciones para que atendamos sus verdaderas necesidades”, afirmó María Paula Martínez, directora ejecutiva de Save the Children.

Con presencia en 9 departamentos de Colombia (Nariño, Cauca, Valle del Cauca, Arauca, Santander, Norte de Santander, La Guajira, Cesar y Bogotá), Save the Children en 2022 benefició a más de 246 mil personas, de las cuales alrededor de 156 mil fueron niñas, niños y adolescentes.. Con una inversión de 27 millones de dólares en programas com0lemenyarios al Estado enfocados a programas de educación, participación, protección, medios de vida, salud y nutrición, agua y saneamiento básico, y ambiente sano.

A continuación, presentamos los 5 retos identificados por la organización que se ha convertido en el aliado y promotor más importante del desarrollo integral de la niñez y de la protección de sus derechos en Colombia.

  1. Mayor compromiso e inversión en prevenir y mitigar el impacto del cambio climático en el bienestar de niñas, niños y adolescentes”

De acuerdo con los hallazgos realizados 3 de cada 10 niños y niñas viven amenazados por la pobreza y el alto riesgo climático. Entre 2017 y 2019, 362.641 niños y niñas afectados por el cambio climático, y se registró un incremento de un 38% el riesgo en 2022 frente al 2021. La generación nacida en 2020 experimentará 4,5 veces más olas de calor, 2,5 veces más malas cosechas y 2 veces más sequías, frente los nacidos en 1960.

Los retos en este frente son asegurar la inclusión de la voz de la niñez en las negociaciones sobre el clima, políticas y financiamiento, involucrándolos en la toma de decisiones, y desarrollar con comunidades mecanismos de anticipación y preparación a las amenazas climáticas y búsqueda de soluciones sostenibles.

  • “Mejorar las oportunidades y accesos a educación, salud, desarrollo y participación para niñas, niños y adolescentes que se han visto afectados por su condición (pobreza, género, étnico, discapacidad), impulsando el respeto a la diversidad y a las diferencias”

El Índice de Pobreza Multidimencional (IPM) para niñez y juventud se ubicó en 23.5%, 6 puntos porcentuales por encima del IPM nacional, en 2019. En 2020, aumentó al 26.1% y en zonas rurales, este valor se duplica (46%) (DANE, 2022). Se estima que 7 de cada 10 no asisten a la escuela.

Somos un país diverso, en Colombia, 501.000 personas se reconocen como población LGBTI (1,4% de la población. Sin embargo, no incluye a niñas, niños, adolescentes y población migrante. Además, 1,9 millones de personas se identifican como parte de una de las 87 comunidades indígenas (4,4% de la población nacional). En otros frentes, 8 millones de niños, niñas y adolescentes menores de 14 años tienen alguna discapacidad en América Latina y el Caribe.

Los retos que tenemos como país son incrementar la equidad y la inclusión en el acceso a una educación de calidad, desde la primera infancia hasta la adolescencia; mejorar la calidad y relevancia de oferta educativa, los aprendizajes, el desarrollo de habilidades y la participación activa de niños, niñas y adolescentes, incluso de aquellos que se encuentran en contextos de emergencia o fragilidad; y promover el desarrollo y la inclusión infantil temprana de niños y niñas con y sin discapacidad y de comunidades indígenas o afrodescendientes en los sistemas educativos..

  • “Promover un entorno en paz y con oportunidades para el desarrollo de la niñez”

Colombia es el país número 14 en la lista de peores países en conflicto para ser un niño o niña en el mundo, y es uno de los 6 países en donde el reclutamiento de niños, niñas y adolescentes sigue aumentando. Entre 2021 y 2022 se registró un aumento de 12% en el número de víctimas por desplazamiento masivo. Para el año 2022, por lo menos 268.524 niñas, niños y adolescentes se vieron afectados de manera directa por el conflicto, lo que elevó considerablemente la cifra en comparación con el año 2021 con 23.465 niñas, niños y adolescentes. Además, se registró un aumento del 23% en el número de los niños, niñas y adolescentes desvinculados del conflicto en programas de protección del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar.

Los retos son fortalecer el acceso a una educación de calidad y mantener a los niños, niñas y jóvenes en escuelas seguras con profesores formados para apoyarlos socioemocionalmente; desde las voces de la niñez incidir por un sistema nacional de protección fuerte que garantice los derechos de los niños, niñas y sus familias; y que los perpetradores rindan cuentas y se desarrollen políticas y marcos legales relevantes para protegerlos, e implementar la ley contra el casito físico y humillante; y fortalecer los espacios comunitarios y la gestión de casos de violencia, formación de los entes de gobierno para un acceso de calidad a servicios de atención, protección y prevención.

  • “Fortalecer la lucha contra la desnutrición infantil, centrándola en mejorar la salud y nutrición de la niñez y madres gestantes”

En enero de 2022 los casos de desnutrición moderada y severa aumentaron 39.6% comparados con 2021, en departamentos de la región caribe y pacífica la inseguridad alimentaria supera el 40 %. En Colombia, el 40% de la población consume alimentos dos veces al día o menos.

El país tiene el reto de invertir en acciones de alerta temprana y anticipación para gestionar mejor el riesgo de futuras crisis alimentarias y mitigar sus impactos de manera más oportuna.; y priorizar las inversiones para aumentar la resiliencia y fortalecer la capacidad de los sistemas nacionales de salud, nutrición y protección social.