Los coches bomba, otra herencia macabra del narco colombiano a Ecuador

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Frente a estaciones policiales, gasolineras, terminales de buses y centros de salud el ¡bum! se repitió en las capitales del crimen de Ecuador durante 24 horas. Algunas de las explosiones fueron efecto de los coches bomba, otra de las herencias macabras que el narco colombiano deja a su vecino del sur.

En el puerto de Guayaquil y su vecina localidad de Durán (suroeste), y en la provincia de Esmeraldas (norte), fronteriza con Colombia, los estallidos retumbaron el martes en medio de una ofensiva de las bandas de tráfico de estupefacientes, que obligaron al gobierno a decretar un estado de emergencia en esas zonas.

La violencia llegó a un punto nunca antes visto en Ecuador, donde la mafia de la cocaína prolifera por su posición estratégica entre los mayores productores de la droga, Perú y Colombia, desangrada entre las décadas de 1980 y 1990 por los coches bomba del Cartel de Medellín del abatido capo Pablo Escobar y el Cartel de Cali.

Los del martes fueron hechos ejecutados “de manera coordinada y con el propósito de causar pánico y miedo en la población”, sostuvo el gobierno del presidente Guillermo Lasso, que le declaró la “guerra abierta” a las bandas que tienen sometidas a varias ciudades ecuatorianas.

Una estación de gasolina pegada a un centro policial en el sur de Guayaquil fue escenario de la inédita práctica. Entre la 01H30 y las 02H00 de la madrugada un sujeto abandonó un taxi y se subió a una moto que lo esperaba. Segundos después el techo del vehículo voló por los aires y los vidrios de las edificaciones cercanas se rompieron por la onda explosiva.

“Esto en Ecuador no se daba”, dijo a la AFP un trabajador de la gasolinera, atemorizado de revelar su nombre. “Estamos viviendo lo de Colombia, como era antes”, agrega el hombre de 43 años, admirador confeso de las “narconovelas” de televisión colombianas, llenas de relatos sobre ese modus operandi del crimen.

– “Réplica” –

Las detonaciones de esta semana fueron, según las autoridades, una represalia de las bandas por el traslado de más de 2.000 presos del principal centro penitenciario de Guayaquil.

El coronel en retiro del ejército Mario Pazmiño, exjefe de inteligencia militar en Ecuador, encuentra similitudes entre esa arremetida y el régimen de terror que Escobar sembró en Colombia cuando le declaró la guerra al Estado para evitar a toda costa su extradición a Estados Unidos.

“Es una réplica de lo que se vivió en Colombia en los años 1985-1990, de la dinámica del crimen organizado y de los niveles de violencia” a los que llegó en esa época.

La extradición era “algo que no les gustaba, entonces empezaron a colocar coches bomba a nivel nacional”, dice.

El exuniformado profundiza en su dictamen sobre la influencia de la mafia colombiana: el primer caso que recuerda de un automóvil con explosivos en su país fue en 2018.

Entonces, disidentes de la guerrilla colombiana de las FARC que no firmaron la paz en 2016 detonaron un vehículo en la población fronteriza de San Lorenzo, luego secuestraron y asesinaron a un equipo de periodistas ecuatorianos. Los rebeldes operan en ambos lados de la línea limítrofe.

– Tierra prometida –

Por sus controles más laxos contra la exportación de cocaína que en Colombia, Ecuador se convirtió en la tierra prometida para los grupos ilegales.

Los traficantes colombianos cruzaron la frontera, encontraron corredores despejados para mover la droga y se aliaron con “microcarteles” ecuatorianos, agrega el coronel.

Y enumera más prácticas que en Ecuador se siguen al pie de la letra: cuerpos decapitados y colgados en puentes, las denominadas “casas de pique”, donde se torturan y descuartizan personas; “escuelas” de entrenamiento de sicarios y el cobro de extorsiones conocidas como “vacunas”.

Todos métodos “traídos desde Colombia”, agrega Pazmiño.

Este año se han incautado 160 toneladas de droga en Ecuador, frente al récord de 210 toneladas en 2021. Estudios independientes señalan que mexicanos, albaneses y emisarios de países de los Balcanes también ejercen su influencia.

El narco castiga a las grandes ciudades cercanas al Pacífico. Especialmente a Guayaquil, que registra al menos 1.200 homicidios, 60% más que el mismo periodo de 2021, según datos oficiales.

David SALAZAR

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