En Colombia, cerca de 1.040.000 personas padece insuficiencia cardiaca, de acuerdo con cifras de la Sociedad Colombiana de Cardiología y Cirugía Cardiovascular; un síndrome clínico que se caracteriza por la incapacidad del corazón para bombear suficiente sangre a los diferentes órganos, lo que puede llevar a una acumulación de fluidos en diferentes partes del cuerpo como el pulmón, las piernas, entre otros.
Si bien esta condición se puede desarrollar en cualquier persona, hay factores que incrementan las probabilidades de padecerla como: tener más de 60 años; sufrir enfermedades cardiovasculares preexistentes, como infarto de miocardio o hipertensión no controlada; padecer patologías crónicas como diabetes, obesidad, apnea del sueño, entre otros; y tener historial familiar de insuficiencia cardiaca y conductas de abuso de alcohol, drogas o tabaquismo.
Al respecto, el Dr. Carlos Eugenio Sánchez, cardiólogo clínico y asesor de la cohorte cardiovascular de Compensar, subraya la importancia de la prevención mencionando que “El principal consejo para reducir el riesgo de insuficiencia cardiaca es un estilo de vida saludable. Esto es, mantener una dieta equilibrada, hacer ejercicio de manera regular, controlar las condiciones subyacentes como la hipertensión, la diabetes y el colesterol alto y hacer chequeos médicos periódicos”.
No identificar a tiempo y tratar correctamente esta condición puede empeorar progresivamente la calidad de vida del paciente, lo que conduce a un mayor riesgo de hospitalizaciones o a la muerte prematura. De hecho, en Colombia, estudios indican que la tasa de hospitalización por insuficiencia cardíaca es alta, representando aproximadamente entre el 15 y el 20 % en personas mayores de 65 años. Por otro lado, causa la mortalidad en 4 de cada 8 personas, en promedio, durante los primeros 5 años después del diagnóstico.
Cuando este síndrome ya se ha desarrollado, los expertos recomiendan a los pacientes seguir las recomendaciones médicas para evitar complicaciones con las demás enfermedades como la diabetes; factor de alto impacto si se considera que, en el país, la falta de adherencia al tratamiento farmacológico oscila entre el 40 y el 60 %.
¿Cómo pueden los pacientes tratar la insuficiencia cardiaca?
La insuficiencia se trata de manera escalonada, comenzando con cambios no farmacológicos como una dieta baja en sal, ejercicio moderado, control del peso, y dejar de fumar, acompañados de educación del paciente. Sin embargo, si los síntomas persisten, se introducen medicamentos como diuréticos. En casos más avanzados, se utilizan dispositivos médicos como marcapasos. Y, en última instancia, hay alternativas como trasplante de corazón.
En general, hoy en día, se cuenta con diversas tecnologías para el tratamiento de la insuficiencia cardiaca, que dependerá de la condición específica del paciente. Entre ellas están:
- Marcapasos: Ayudan a que el corazón mantenga un ritmo constante.
- Desfibriladores implantables (ICD): Pequeños dispositivos que detectan ritmos cardíacos y pueden dar una descarga eléctrica para corregirlos automáticamente.
- Terapia de resincronización cardíaca (CRT): Dispositivo que mejora la sincronización entre los latidos de las diferentes partes del corazón.
- Dispositivos de asistencia ventricular (VAD): Aparato mecánico que ayuda al corazón a bombear sangre en personas que tienen una insuficiencia cardíaca grave.
- Monitorización remota: La telemedicina y el telemonitoreo facilitan el acceso y seguimiento de los pacientes desde sus hogares, permitiendo ajustar el tratamiento de manera rápida y eficiente sin necesidad de acudir al hospital.
Por último, el Dr. subraya que “En el campo médico, las tecnologías han ido avanzando para mejorar el tratamiento de esta condición. En Compensar, por ejemplo, iniciamos el piloto desde agosto, de ‘A Tu Ritmo’, un programa de tele monitoreo para pacientes con falla cardiaca en el cual cuentan con un tensiómetro, una báscula y en algunos casos con una manilla, conectadas por Bluetooth al aplicativo DocApp, con el fin de monitorear de manera continua al paciente y poder identificar alarmas que nos ayuden a actuar de forma inmediata y evitar posibles complicaciones”.
Vale la pena resaltar que, cualquier tecnología utilizada para el tratamiento de este síndrome, debe ir de la mano de un acompañamiento permanente al paciente que permita garantizar la adherencia al manejo farmacológico y no farmacológico, disminuir las hospitalizaciones y mejorar la calidad de vida no solamente de quien padece esta enfermedad, sino de sus familiares y/o cuidadores.