Los biosimilares son medicamentos biológicos de alta calidad que reflejan las características de medicamentos ya aprobados. Son similares en cuanto a calidad, seguridad y eficacia.
En Colombia, los primeros biosimilares se aprobaron bajo un marco oficial en 2014, y para 2023, el país ya contaba con 35 autorizados.
Marzo, 2025. Los biosimilares – medicamentos biológicos similares a otros ya aprobados en cuanto calidad, seguridad y eficacia – han avanzado en su impacto en Colombia.
De hecho, el país mantiene una buena posición en el contexto regional considerando que, si bien los primeros fueron aprobados bajo un marco oficial en el 2014, para 2023, Colombia contaba con 35 biosimilares autorizados; cerca de México con 32 y superados por Brasil con 51.
Estas terapias o medicamentos biosimilares amplían el acceso a tratamientos críticos y promueven la salud para más personas, lo cual es clave para impulsar un sistema de salud más sostenible. Esto, especialmente, en el tratamiento de enfermedades no transmisibles (ENT) que son las responsables del 75 % de las muertes actualmente en Colombia. En lo que respecta al cáncer, por ejemplo, se ha previsto que las tasas de mortalidad aumenten un 107,8 % desde 2018 hasta 2040, lo que denota una tendencia similar a la de otros países emergentes.

Juegan un papel clave
Similar al cáncer, existen otras enfermedades no transmisibles que se encuentran en aumento como los eventos cardiovasculares, las respiratorias crónicas y la diabetes, que representan hoy uno de los retos más importantes de nuestro tiempo en materia de salud. Aún más, si se tiene en cuenta que la expectativa de vida está en aumento y, a medida que las personas envejecen, es más probable que padezcan estas patologías. Se calcula que, a nivel mundial, una de cada diez personas tiene más de 65 años y, para 2050, esta cifra aumentará a casi 1 de cada 6.
Si bien en el mundo se han producido mejoras significativas en el diagnóstico temprano y el tratamiento, especialmente del cáncer, hay retos prevalentes. Ante este escenario, las terapias biológicas son una clase de medicamentos que han revolucionado el tratamiento de las ENT. Sin embargo, dada la complejidad y tiempo que toma su desarrollo, suelen ser más costosas que las terapias tradicionales de síntesis química: es ahí donde los biosimilares juegan un papel clave.
Los biosimilares aportan a la sostenibilidad de los sistemas de salud. Por ejemplo, datos recientes revelan una tendencia alentadora: la adopción de biosimilares para el tratamiento del cáncer ha superado el 50% en los principales mercados como Estados Unidos y la Unión Europea y esto ha supuesto un ahorro de más de 7.000 millones de dólares para los contribuyentes de la asistencia médica en 2023, entre los que se incluyen compañías de seguros, gobiernos y los propios pacientes. Este beneficio también se refleja para los países de renta media – baja, que son los que están experimentando el cambio demográfico más rápido.
Al respecto, Andrea Vélez, gerente General de Abbott en Colombia, señala que los biosimilares “Pueden conducir a una mayor innovación, incrementar el acceso y mejorar la rapidez de la atención, al tiempo que contribuye a que los sistemas de salud sean más sostenibles”.



Biosimilares: para mejorar el acceso a tratamientos
La educación sobre estas terapias, el fortalecimiento de su marco regulatorio y la colaboración entre diversos sectores para mejorar la comprensión de sus beneficios y de la ciencia detrás de ellos, hace posible que se facilite el acceso para aprovechar plenamente su potencial en la mejoría de la salud de las personas con condiciones críticas o crónicas.
En lo que respecta a los profesionales de la salud, las actividades educativas sobre los biosimilares pueden ayudar a despejar dudas sobre estas tecnologías, apoyando la toma de decisiones clínicas.
Por esta razón, Abbott – compañía de tecnologías en salud -, está colaborando con universidades colombianas como parte del programa “Academia de Biosimilares”. Esta iniciativa ha generado conversaciones con más de 600 profesionales de la salud, desmitificando conceptos y ampliando el conocimiento sobre las posibilidades de estos tratamientos.
Aunque conforme evoluciona el mercado, se siguen generando oportunidades de mejora en la introducción de estas terapias, se ha ido avanzando en el marco jurídico. Justamente, la firma de la Declaración de Acapulco en 2023, con la intención de crear la Agencia Reguladora de Medicamentos y Dispositivos Médicos de América Latina y el Caribe (AMLAC), es un avance hacia una mayor convergencia de las regulaciones de los países latinoamericanos, incluyendo a Colombia.
La AMLAC busca contribuir a la armonización de las normativas sanitarias, incluido el desarrollo de estándares y criterios para el registro de biosimilares de alta calidad.
Por último, es importante tener en cuenta que, más de 50 medicamentos biológicos dejarán de estar bajo patente de aquí a 2032, por lo cual, los biosimilares representan una gran oportunidad y ofrecen una línea de tratamiento revolucionaria para la salud. En Colombia, este impacto es significativo y representa una vía para modernizar la atención en salud, proporcionando opciones de tratamiento más accesibles y de alta calidad.
“El potencial de los biosimilares en el corto y mediano plazo abren varias posibilidades para permitir una mejor adopción en nuestro país” concluye Vélez.