Mejora la sostenibilidad de los ríos Magdalena y Cauca: Proyecto GEF

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Los ríos Magdalena y Cauca abarcan una superficie de 273.459 km². Sus aguas bañan el 24% del país, beneficiando a su paso a cerca del 77% de su población.

Estas cifras muestran con elocuencia la grandeza e importancia de estos dos vitales afluentes que, sin embargo, están amenazados por la aceleración del desarrollo, la industrialización y la globalización.

Para ayudar a mitigar esta problemática, el Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF, por su sigla en inglés) desarrolló el Proyecto GEF Magdalena-Cauca Vive, con el objetivo  contribuir al manejo sostenible y la conservación de la biodiversidad acuática en la  macrocuenca Magdalena-Cauca. El proyecto, implementado a través del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y ejecutado por la Fundación Natura, es una acción que apunta al desarrollo desde una perspectiva ambiental.

Varias organizaciones, entre ellas la Corporación Autónoma Regional del Río Grande de la Magdalena (Cormagdalena), el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADS), el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM), el Fondo Adaptación y el BID,  hacen parte de esta iniciativa que continúa abordando, de manera integral y en múltiples niveles, los problemas que vive esta macrocuenca.

Pedro Pablo Jurado, director de Cormagdalena, asegura que la gestión de recuperación que se viene realizando en esta estratégica macrocuenca es un ejemplo a nivel nacional, que fortalece el cuidado de los ecosistemas en el país: “Gracias a este tipo de proyectos, y con la integración de esfuerzos y acciones de diferentes entidades, estamos contribuyendo a frenar el deterioro de la cuenca del Magdalena para continuar convirtiéndolo en un río de oportunidades y siendo eje de desarrollo del país”.

Luz Dary García, presidente de la Junta de Acción Comunal del corregimiento El Cerrito, en municipio de El Banco (Magdalena), recuerda el inicio del proyecto y el apoyo logrado para la restauración de los ecosistemas de su comunidad: “Hemos contado con el acompañamiento en el proceso de la creación de un vivero en el que hoy tenemos 5.200 plantas sembradas, porque aprendimos a rescatar semilleros en los humedales. Así, contribuimos a restaurar la zona del caño El Comino en la ciénaga Pajaral, y ayudamos a más de 35 familias de nuestra comunidad”, expresó con emoción.

El proyecto GEF Magdalena-Cauca Vive, se  viene ejecutando desde enero de 2017, y finaliza en enero del 2022. Hasta la fecha se han compartido prácticas de uso sostenible de la biodiversidad acuática y sus ecosistemas, mediante la protección de hábitats prioritarios en 40 municipios y 8 departamentos del país.

En el marco del proyecto se crearon cuatro nuevas Áreas Protegidas Regionales (APR), que abarcan más de 200.000 hectáreas que serán adicionadas al Sistema Nacional de Áreas Protegidas. Además, se están fortaleciendo seis (APR) ya existentes, que equivalen a cerca de 220.000 hectáreas, logrando mejorar la representatividad e integridad ecológica de ecosistemas dulceacuícolas en la cuenca.

El segundo nivel de trabajo es el de la restauración de áreas de bosque seco y acciones encaminadas al mejoramiento del recurso pesquero, vinculadas con ecosistemas acuáticos de alta importancia para el país, como la Ciénaga de Ayapel, Barbacoas y Zapatosa. En estos espacios se está avanzado en un mínimo de 300 hectáreas restauradas bajo acuerdos de conservación con las comunidades locales”, indicó Juan Carlos Alonso, coordinador general del proyecto GEF Magdalena-Cauca Vive.

Hay que mencionar que los 18 miembros de la Junta de Acción Comunal del corregimiento El Cerrito, liderados por Luz Dary García, restauraron cuatro hectáreas y destaparon tres kilómetros del caño El Comino, que estaba incomunicado por las crecientes del río Magdalena, que  fueron sellando su paso con residuos, impidiendo el flujo del agua para un buen desarrollo de la actividad pesquera en la zona.

“Removimos con palas todos los residuos para que pasara el agua, porque antes el agua no tenía oxígeno y los peces se morían. Gracias a ese destaponamiento el agua ahora fluye mejor, tenemos un recurso hídrico limpio en el que ahora vemos gran cantidad de especies de peces, además de un ecosistema renovado con la restauración de toda la zona con árboles”, indicó la presidente de la Junta de Acción Comunal.

Ese trabajo aún continúa. La comunidad monitorea diariamente la zona, revisando el crecimiento de los árboles, las nuevas especies de peces y aves que han acogido ese hogar y la comprobación de los suelos para seguir cuidando los arbustos y lograr plantar todo un bosque. “Mi misión y mi lucha es seguir sembrando más vida a la naturaleza, y lo estamos logrando”, concluyó Luz Dary García.