“No podemos demonizar las aplicaciones de citas”

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La profesora de Sociología Aplicada de la Universidad Europea, Rebeca Cordero, analiza el impacto de estas plataformas y cómo influyen en la forma en que las personas se relacionan

“Estas apps pueden ser herramientas útiles para quienes buscan conexiones afines y no encuentran oportunidades en su entorno, pero es fundamental usarlas con una mentalidad crítica y saludable”.

San Valentín es una fecha en la que aumenta la presión social por compartir momentos románticos. La profesora de Sociología Aplicada de la Universidad Europea, Rebeca Cordero, explica que “el hecho de no tener pareja en esta fecha puede generar una sensación de vacío”.

En este contexto, las aplicaciones de citas han cobrado protagonismo, transformando la manera en que las personas inician relaciones afectivas y sexuales.

Las apps de citas han democratizado el acceso a relaciones, permitiendo conocer personas fuera del círculo social inmediato.

“Estas plataformas pueden ser especialmente útiles para personas con agendas ocupadas o con dificultades para conocer gente en su vida cotidiana”, explica la profesora e investigadora principal del Grupo de Conocimiento e Investigación en Problemáticas Sociales de la Universidad Europea de Madrid.

Desde este grupo, han desarrollado estudios como Enrolla2: Percepciones de Seguridad y Actitudes de Riesgo en Millennials y Enrolla2-GENX, centrados en el uso de apps de citas. Además, estas herramientas han facilitado la conexión entre comunidades minoritarias y personas con intereses específicos, ampliando la diversidad en las interacciones humanas.

Sin embargo, la inmediatez de estas plataformas también representa desafíos. “La tecnología ha cambiado nuestra manera de relacionarnos, haciéndolo todo más rápido y accesible, pero también más efímero”, advierte la experta.

Si bien las apps pueden fomentar conexiones, también pueden contribuir a la superficialidad y la cosificación de las personas. “Se genera un mercado constante en el que los usuarios presentan versiones idealizadas de sí mismos, lo que puede derivar en expectativas poco realistas y frustraciones”, señala.

Uno de los problemas más notorios de estas plataformas es el ghosting, la práctica de desaparecer sin previo aviso tras haber establecido un vínculo. “El ghosting es cada vez más común. Al tratarse de interacciones rápidas y sin un compromiso emocional profundo, muchas personas prefieren desaparecer antes que afrontar una conversación incómoda”, comenta Cordero. Esto puede generar sentimientos de inseguridad, frustración y desconfianza en futuras relaciones.

Otro punto a considerar son los prejuicios asociados a estas aplicaciones. “Todavía persisten ideas erróneas sobre quiénes las usan y con qué propósito. Se asocian exclusivamente con relaciones superficiales o encuentros casuales, cuando en realidad muchas personas buscan vínculos significativos”, explica la profesora. Sin embargo, también es cierto que algunas apps pueden reforzar estereotipos de género y expectativas poco realistas sobre el físico y el comportamiento en las relaciones.

Para Cordero, es clave diferenciar entre la herramienta y su uso. “No podemos satanizar las aplicaciones en sí mismas, sino reflexionar sobre la manera en que las utilizamos y las expectativas que ponemos en ellas”, subraya. La clave está en abordarlas con una mentalidad crítica y equilibrada, reconociendo tanto sus beneficios como sus riesgos.

En definitiva, si se usan de manera consciente, las apps de citas pueden ser una oportunidad para ampliar el círculo social y explorar nuevas formas de relación. “Pueden ser herramientas valiosas para quienes buscan conexiones afines y no encuentran oportunidades en su entorno, pero es fundamental usarlas con cautela y sin perder de vista el bienestar emocional”, concluye la experta.