Una segunda victoria de etapa para afrontar con ánimo el calvario de los Pirineos y mantener opciones, aunque exiguas, en la pelea por el maillot verde. El velocista belga Jasper Philipsen (Alpecin) fue el más rápido este viernes en el esprint de la 13ª etapa del Tour de Francia, que sigue comandando el esloveno del UAE Tadej Pogacar.
Philipsen se impuso en la llegada masiva final -precedida de una caída que afectó a varios corredores- en Pau (suroeste de Francia) a su compatriota Wout Van Aert -ségundo de etapa por décima ocasión desde su debut en el Tour en 2019- y al alemán Pascal Ackermann para sumar su segundo triunfo parcial en este Tour.
A las puertas de la montaña de los Pirineos, Pogacar conserva la distancia de 1 min 6 segundos respecto al belga Remco Evenepoel y de 1 min 14 segundos sobre el danés Jonas Vingegaard, vigente campeón del Tour.
El portugués Joao Almeida es cuarto a 4 minutos y 20 segundos, por delante del español Carlos Rodríguez, quinto con veinte segundos más.
– Segunda semana triunfal –
A Philipsen, que había vivido una nefasta primera semana en este Tour, parece haberle sentado bien el primer día de descanso (el lunes) tras el que se impuso el martes en Saint-Amand-Montrond y luego este viernes en Pau, la tercera localidad, tras París y Burdeos, que más veces ha acogido una etapa del Tour.
“Las sensaciones eran buenas, mejores que en las primeras semanas del Tour. Tuve bastante mala suerte desde la salida y estoy contento de que haya cambiado”, declaró Philipsen después de haber sumado a su palmarés una octava victoria en el Tour.
Con su triunfo, Philipsen se coloca con 271 puntos en la clasificación de la regularidad, lejos aún de los 346 puntos del eritreo Biniam Girmay.
La victoria de etapa otorga 50 puntos y el único final que resta propicio para los esprínteres tendrá lugar en Nimes, aunque los esprints intermedios también suman.
– Bajas de peso –
Pero esta etapa, por lo demás de transición antes de la alta montaña, se cobró el abandono de uno de los cuatro favoritos, el esloveno Primoz Roglic, que no tomó la salida por las secuelas de su caída la víspera.
También se retiró de la carrera por enfermedad el joven español Juan Ayuso, lugarteniente de Pogacar cuando las carreteras enfilan al cielo. “No es lo ideal, perdimos a un chico, pero tenemos un equipo fuerte, están mejorando cada día y están comprometidos al 100%”, declaró Pogacar en conferencia de prensa.
El día fue rápido y animado, sobre todo por una escapada de una veintena de corredores en la que se hallaba el campeón del mundo Mathieu van der Poel, pero que se vio condenada a causa de la presencia de Adam Yates, uno de los hombres de Pogacar.
Cuatro corredores – Michal Kwiatkowski, Romain Grégoire, Julien Bernard y Magnus Cort- lo intentaron por su cuenta, pero fueron absorbidos por el pelotón a cincuenta kilómetros para meta.
También probó suerte el ecuatoriano Richard Carapaz, a 39 kilómetros para el final y acompañado por Tobias Johannessen, pero esa tentativa, que apenas contó con una veintena de segundos, fue abortada unos kilómetros más adelante.
La caída en los últimos metros, que afectó a corredores como Maxime Van Gils y Amaury Capiot, provocó un corte en el pelotón, pero para entonces los tiempos ya estaban neutralizados, aunque corredores como el español Enric Mas y el colombiano Fernando Gaviria, ambos del Movistar, llegaron con más de 13 minutos de retraso.
En el horizonte del sábado se presentan los Pirineos, en la primera llegada en alto, en el Pla d’Adet, después de ascender el mítico Tourmalet y sus 19 interminables kilómetros.
“Llegamos a un terreno más favorable, me siento superbién”, avisó Vingegaard.
“Son puertos que conozco, los espero con impaciencia”, declaró, por su parte Pogacar, que prometió estar “a la defensiva” por su “confortable ventaja”.
Ivan GONZALEZ
Yahoo Noticias Agencia AFP