Desde el 2021, el proyecto Carbono y humedales ha estado trabajando para lograr la meta de sembrar más de 650 mil árboles bajo procesos de restauración ecológica participativa y en la firma de más de 200 acuerdos de conservación con comunidades rurales que aporten al desarrollo sostenible de las regiones.
Bogotá, 10 de octubre 2022
Carbono y humedales, es una alianza entre Ecopetrol y Fundación Natura, que busca conservar y restaurar ecosistemas de bosques tropicales a nivel nacional y de humedales de agua dulce en el Magdalena Medio y Bajo.
Además, permitirá la formulación e implementación de acciones para la mitigación de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) generados por la degradación de estos ecosistemas.
Las acciones implementadas están bajo dos componentes, el primero enfocado en la construcción de una metodología de reducción de emisiones de GEI por degradación en humedales tropicales de tierras medias y bajas, teniendo en cuenta los estándares internacionales, para aportarle al país en la generación de instrumentos certificados cuantificación de la reducción de GEI y que a su vez permitan proponer acciones de reducción de las emisiones.
Por otro lado, se viene trabajando en la construcción de un protocolo para el monitoreo de captura de carbono en el Magdalena medio. Se espera que esta labor permita proponer soluciones para frenar emisiones asociadas a la degradación de los ecosistemas por el cambio climático.
El segundo componente está orientado en asociar las acciones de restauración ecológica con procesos de gobernanza territorial, esto quiere decir que, el proyecto permitirá la siembra de más de 650 mil árboles que contribuirán a procesos de restauración de ecosistemas y generar redes de conectividad ecológica, todo esto de la mano de los procesos sociales territoriales y la firma de más de 200 acuerdos de conservación, un instrumento técnico y jurídico que permite el seguimiento, evaluación y acompañamiento constante a las acciones pactadas.
Para lograr estas metas, el proyecto ha establecido una ruta de trabajo que da continuidad a 8 procesos que Fundación Natura viene realizando en 13 municipios en diferentes regiones de Colombia, divididos en cinco núcleos:
Río Magdalena, zona media y baja, en articulación con el proyecto Magdalena Cauca Vive en los mosaicos de conservación Zapatosa y Barbacoas; Antioquia con Huella Viva en alianza con Fundación Grupo Argos; Huila con la zona de influencia del Plan de restauración de bosque seco tropical de ENEL Emgesa; Casanare, vinculando productores que participaron en los Acuerdos de conservación producción de Ecopetrol; y, finalmente, el núcleo Cundinamarca, que involucra el proyecto Restaurando Campos con la Fundación Lazos de Calandaima y la Alcaldía de Anapoima, y las acciones dentro y alrededor de la Reserva Biológica Encenillo.
Cada uno de estos núcleos tiene acciones específicas, en el caso de la articulación con el proyecto Restaurando Campos se abarca procesos que permitan la conservación de las fuentes hídricas los municipios de Anapoima y El Colegio. Martha Narváez, Jefe del proyecto de Fundación Natura, menciona que “Realizar este proceso de restauración a través del análisis de conectividad, permite facilitar la regulación del agua y mejorar su disponibilidad en dichas épocas. Además, ha permitido la articulación de diferentes actores, resaltando a la
comunidad como actor principal para que las acciones permanezcan en el tiempo”.
Es así como la articulación con otros proyectos permite retomar acciones avanzadas y darles continuidad, para el caso de Magdalena Cauca Vive y los Acuerdos de conservación que se vienen adelantando en el departamento de Cesar, Magdalena y Antioquia, se encuentran
significativos avances en la identificación de predios y áreas priorizadas, además de contar con un relacionamiento con productores de la zona, Manuel Vertel Medina, apoyo técnico en el Mosaico de Conservación Ciénaga de Zapatosa, menciona que “Para CO2, estos avances
se traducen en contar con todo el trabajo previo y de base en temas de gobernanza, acuerdos de conservación y restauración, a través de procesos comunitarios, privados e instituciones; lo que permite afianzarse en el territorio y cumplir con las metas propuestas”.
Otro aspecto relevante, son los viveros, en el núcleo del río Magdalena se está fortaleciendo una alianza con algunos viveros comunitarios con los que se espera adquirir el material vegetal, cumplir con la meta de siembra y apoyar económicamente a estas comunidades.
Por su parte, el jefe del proyecto Carbono y humedales Gustavo Segura, menciona el proceso de viverismo en las demás zonas “En Huila se ha venido trabajando con los viveros privados de la zona, entonces vamos a seguir fortaleciendo esa alianza; en Anapoima hay un vivero
propio y la Alcaldía va a donar una parte del material; en Guasca, esperamos articularnos con la Reserva Biológica Encenillo y el vivero que allí se encuentra; y en el caso de Antioquia, buscaremos oportunidades con viveros privados”. Estas acciones demuestran el compromiso
del proyecto frente al fortalecimiento de los procesos territoriales locales, apoyando iniciativas públicas, privadas y comunitarias que fortalezcan la implementación del proceso de restauración y permitan la conservación de los ecosistemas, la cultura y la vida.
Por otro lado, se viene trabajando en una ruta de relacionamiento que permita entender las particularidades territoriales, sociales, políticas, económicas, culturales y ambientales en cada una de las áreas de intervención, hasta el momento se ha avanzado en la identificación y priorización de los actores; con los que se han adelantado acciones de planeación predial de fincas, que permitirán llegar al escenario de la firma de los acuerdos de conservación.
Cabe destacar que cuando esas firmas sucedan, se procederá a realizar las acciones de conservación y restauración acordadas en cada una de las áreas priorizadas y posteriormente, se realizará un proceso de seguimiento y monitoreo a estas acciones para medir los resultados en restauración ecológica.
El trabajo realizado hasta la fecha ha permitido adelantar actividades de siembra, mantenimiento y seguimiento de 50 mil plántulas que empiezan a sumar a la gran meta del proyecto, consolidando en los territorios los procesos de restauración ecológica participativa,
a través de los ejercicios de articulación con actores públicos, privados y comunitarios, lo cual permitirá mejorar las condiciones de las comunidades y de aquellos ecosistemas degradados, fomentando a través de la conservación un desarrollo sostenible.