En lo más profundo de la Sierra Nevada de Santa Marta habitan diferentes comunidades indígenas como los Arhuacos, Kankuamos y Wiwas. Durante siglos estas poblaciones han mantenido sus tradiciones ancestrales respetando la naturaleza y su visión del mundo, e integrando la espiritualidad y los saberes a sus actividades fuente de ingresos.
Estas comunidades trabajan para fortalecer su identidad y asegurar la transmisión de sus conocimientos a las nuevas generaciones, a través de la elaboración de productos artesanales a base de fibras naturales como el fique y el algodón, los cuales son tinturados con minerales vegetales y frutos de la región, e hiladas y tejidas por las mujeres de estas comunidades.
Con el objetivo de mejorar la calidad de vida de estas comunidades indígenas, víctimas del conflicto, el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, y Colombia Productiva, en alianza con la Universidad Pontificia Bolivariana, pusieron en marcha el proyecto ‘Fibras naturales indígenas’, que busca fortalecer las capacidades organizacionales, productivas y comerciales de los arhuacos, kankuamos y wiwas, a partir de la entrega de activos productivos y un plan de asistencia técnica y capacitaciones para potenciar su trabajo artesanal elaborado con fibras naturales, apoyar la preservación de sus tradiciones y conectarlas con el sector moda.
Este programa tiene como objetivo reducir las brechas económicas que enfrentan los pueblos indígenas, quienes a lo largo de la historia han sufrido el impacto del conflicto armado en Colombia, lo que ha afectado gravemente sus economías locales. Además de disminuir las dificultades que aún enfrentan para acceder a mercados y mejorar el conocimiento de técnicas artesanales que les permitan ser más productivos.
Con ‘Fibras naturales indígenas’ se está apoyando a cerca de 120 unidades productivas de estas comunidades indígenas para implementar nuevas estrategias que les permitan incrementar sus ventas, desarrollar modelos de negocio que integren su identidad cultural, fortalecer su propuesta de valor, establecer acuerdos comerciales y generar encadenamientos productivos con empresas del sector moda.
La iniciativa tiene un enfoque especial en la sostenibilidad, no solo desde el uso de fibras naturales menos contaminantes, sino también a través de la sostenibilidad social y económica de las comunidades indígenas. Además, los cultivos de fique y algodón se desarrollan con prácticas sostenibles que incluyen el uso de variedades nativas, sistemas agroecológicos y biofertilizantes que mejoran la calidad del suelo y reducen la dependencia de insumos químicos. En el encadenamiento comercial, se promueve el pago justo a los artesanos, reconociendo el valor del tiempo, el conocimiento y la calidad de cada pieza, asegurando condiciones dignas para su labor y fortaleciendo su autonomía económica en el mercado de la moda sostenible.
Entre los beneficios que recibirán estas comunidades indígenas se incluyen: asistencia técnica para aumentar la calidad y eficiencia en la producción de artesanías; desarrollo de modelos de negocio que mejoren la competitividad y sostenibilidad; y la implementación de una estrategia de encadenamientos para incrementar las ventas. Además, recibirán formación orientada en cerrar las principales brechas de cada comunidad, acá se incluyen aspectos relacionados a seguridad y salud en el trabajo, entre otros. También, se entregarán activos productivos como desmotadoras manuales, hiladoras y kits de seguridad que ayudarán a mejorar la producción de sus artesanías.
‘Fibras naturales indígenas’ busca convertirse en un referente en la articulación entre comunidades tradicionales dedicadas a las fibras naturales y sectores productivos. Su enfoque, ofrece nuevas oportunidades económicas y un impacto positivo para estos pueblos indígenas. Al conectar tradición e innovación, promueve el desarrollo de un sector que, además de su valor comercial, tiene un profundo significado cultural y social.
El anuncio de este proyecto se realiza en el contexto del Hay Festival de Cartagena, donde se exhiben y venden los productos artesanales elaborados por las mujeres indígenas de estas comunidades. Cuentan con un stand en el salón Claustro de las Ánimas de la Casa Hay Festival Bancolombia – Sura, ubicado en el Centro de Convenciones de Cartagena, desde el 30 de enero hasta el 2 de febrero de 2025 y un punto de exhibición en la tienda multimarca St Dom.
Comunidad Arhuaca
La comunidad Arhuaca que se está atendiendo en el marco del proyecto está ubicada en Bunkwimake y Katanzama en la Sierra Nevada de Santa Marta, en el departamento del Magdalena. El acceso a esta población requiere un recorrido desde Santa Marta que puede alcanzar hasta las ocho horas, dependiendo de las condiciones climáticas y del terreno. Esta comunidad ha sido víctima de desplazamientos forzados y violencia por parte de grupos paramilitares y guerrillas.
Para la elaboración de la mochila arhuaca se comienza con la siembra de las semillas de algodón, tarea que realizan los hombres de la comunidad. El Mamo, líder espiritual, prepara el terreno mediante un pago a la naturaleza. Tras la siembra, que se hace luego de la puesta del sol, son los hombres quienes recolectan la materia prima, mientras que las mujeres se encargan del proceso de tejido con lana y algodón.
El proceso de elaboración de una mochila, desde la recolección e hilado hasta el tejido final, puede tardar entre uno y dos meses, dependiendo del tamaño del producto.
‘Fibras naturales indígenas’ beneficia a 32 indígenas víctimas del conflicto de la comunidad arhuaca, de los cuales el 69 % son mujeres y el 31 % hombres.
Con esta comunidad se dio inicio, por primera vez, a la utilización de la fibra de algodón como materia prima en la creación de productos artesanales que serán comercializados en espacios como en la Casa Hay Festival Bancolombia – Sura. La comunidad presentará un material exclusivo, jamás exhibido fuera de sus ceremonias, que simboliza su respeto hacia la madre tierra y el compromiso con la protección de la Sierra.
Comunidad Kankuama
Esta comunidad también se sitúa en la Sierra Nevada de Santa Marta aproximadamente entre 50 y 80 kilómetros de la capital del Magdalena. Los kankuamos han vivido el conflicto armado enfrentando diferentes desafíos como la pérdida de sus territorios, la explotación de sus recursos naturales e incluso la pérdida de su lengua nativa, el kankui.
La elaboración de artesanías es una de las muestras más grandes que tienen en la comunidad para preservar su cultura, fortalecer su identidad y asegurar la transmisión de sus conocimientos a las nuevas generaciones.
A través de la elaboración y venta de su tradicional mochila de fique, las comunidades kankuamas transmiten su conocimiento ancestral y sus valores, al tiempo que generan una fuente importante de ingresos, especialmente para las mujeres tejedoras. Además de este producto, sus creaciones también incluyen aretes, y productos de hogar como tapetes, lámparas y servilleteros, elaborados con fibra natural que se extrae del maguey.
Con este proyecto liderado por el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo y Colombia Productiva, se benefician 55 indígenas víctimas del conflicto ubicadas en municipios como Guatapurí, La Mina, Atanquez, de los cuales el 96 % son mujeres y el 3% son hombres que desean repotenciar el fique para la elaboración de sus artesanías, para realizar alianzas con diseñadores y vender sus productos en nuevos mercados, complementando el trabajo que han realizado con Artesanías de Colombia.
Comunidad Wiwa
La comunidad Wiwa es una de las cuatro etnias indígenas que habitan la Sierra Nevada de Santa Marta junto con los Kankuamos, Koguis y Arhuacos. Entre los desafíos que enfrenta la comunidad está la recuperación de su cultura ya que sus tradiciones agrícolas han estado en riesgo por prácticas agrícolas ajenas a la tradición campesina.
Las mujeres de la comunidad Wiwa tienen como objetivo retomar los cultivos de algodón y fique para la elaboración de sus artesanías, con el fin de disminuir su dependencia de fibras externas como la lana y la alpaca.
Para esta comunidad el tejido del algodón comienza desde la niñez. Cada mochila está cargada de espiritualidad, pureza y sanidad. Cada color en estos productos representa una historia y una conexión con sus orígenes. Una mochila wiwa representa la energía de las montañas de la Sierra Nevada de Santa Marta y la historia de este pueblo indígena.
En cuanto a los beneficiarios de esta iniciativa, se han seleccionado 33 unidades productivas, de las cuales el 84,9 % pertenecen al colectivo Gotsezhi y el 15 % restante al grupo Kemakumake. De estas unidades, 28 están integradas por mujeres y 5 por hombres.