El que Qatar albergue una Copa del Mundo en 2022 resultó sorpresivo desde el día uno. Un país sin tradición futbolera se convirtió en el hogar de la máxima justa deportiva; hubo críticas, pero su equipo comenzó a trabajar y dio batacazos de autoridad en el campo.
La selección qatarí, antes de toda la ola mundialista, era un equipo desconocido. Sus triunfos tenían fronteras muy delimitadas. Eran exitosos en la Copa de Naciones del Golfo (los participantes son países árabes) han ganado 3 de ellas, pero fuera de esta no tenían trascendencia alguna, hasta hace algunos años.
Qatar fue elegido como la sede del mundial en 2010 y desde ahí los trabajos a su equipo no se detuvieron. Hubo creces, se lograron coronar de la Copa de Asiática contra todo pronóstico en 2019.
La confederación asiática no es la que mejor fútbol despliega en todo el mundo, basta con saber que ninguna de sus selecciones ha ganado la copa mundial. La mejor actuación de un país de este grupo fue en 2002, cuando Corea del Sur avanzó —de forma polémica— hasta semifinales.
Pero no quiere decir que no haya competitividad. La paridad entre naciones hace que la copa sea complicada de ganar, pero a Qatar no le importó y la conquistó de forma contundente hace 3 años de la mano de su técnico, el español Félix Sánchez Beaz, quien ha aportado todos sus conocimientos a la causa qatarí.
Formaron parte del grupo E junto a Arabia Saudita, Líbano y Corea del Norte. Lo dominaron, ganaron los 3 juegos y se sembraron en la cima. Para octavos de final se midieron a Irak y también salieron airosos.
En cuartos el rival fue Corea del Sur, selección ganadora del certamen en 2 ocasiones y que contaba con figuras como Heung-Min Son. Aún así, los qataríes se impusieron a la lógica deportiva y vencieron. El sueño estaba más cerca.
Para el compromiso en semifinales había que medirse al país anfitrión, los Emiratos Árabes Unidos. Y sin mayores complicaciones ganaron 4 a 0.
La prueba final era contra una histórica potencia de la zona. Japón, quien ya había conseguido ganar 4 copas (1992, 2000, 2004 y 2011). Estaban ansiosos por refrendar su poderío en la confederación, y enfrente tenían a un país inexperto en una situación de final.
Ambas selecciones llegaban con roles diferentes: Qatar el “caballo” negro que tenía que demostrar su valía en el fútbol; Japon el siempre reinante que no se podía permitir una derrota contra una selección “de ese calibre”.
Pero la cancha no miente, los qataríes salieron inspirados aquel 1 de febrero en el Estadio Zayed Sports City, en Abu Dhabi. Se adelantaron en la primera parte con gol de Ali Almoez al minuto 12, él se proclamó goleador de la competición con 9 anotaciones, y Abdulaziz Hatim marcó el 2 a 0 al 27.
En la segunda mitad, los japoneses regresaron a la vida con gol de Takumi Minamino, este era el primer y único tanto que recibió Qatar en la competencia. Finalmente, Akram Afif selló el 3 a 1 y acabó con la esperanza nipona.
Qatar era campeón de Asia por primera vez en su historia. Dominaron el torneo marcaron 19 goles en 7 juegos. Por fin su nombre resonaba en escenarios internacionales. Ahora había que buscar nuevos retos.
Las fronteras se extendieron y fueron invitados a la Copa América de 2019. Allí compartieron grupo con Argentina, Colombia y Paraguay; perdieron contra los dos primeros y empataron con el último. Se sembraron en la última posición, pero al menos encontraron un fogueo importante.
Su papel en el torneo vecino también les mereció una invitación a la Copa Oro de 2021. La competencia en la que el título se define entre unos cuantos. Las críticas no tardaron, pensaban que no era un rival “de categoría”, pero —otra vez— su juego los respaldó.
Lideraron el grupo D y dejaron fuera a un equipo histórico de la zona como lo es Panamá. En octavos se vieron las caras con El Salvador, a quien vencieron de forma dramática 3 a 2.
Ya en semis se cruzaron con Estados Unidos (el que resultaría campeón) y los pusieron en apuros. Aguantaron hasta el final y un solitario gol de Gyasi Zardes en la recta final del partido definió la serie.
Qatar se quedó con el tercer lugar por encima de Canadá ya que logró sumar 10 puntos en la competencia, uno más que los norteamericanos (9 pts.)
El ruido que hicieron fue suficiente para que se les respetara. No son potencia, no son candidatos a levantar el trofeo, pero ya son alguien dentro del mundo del fútbol..
A lo largo de 88 años, de 79 países participantes en toda la historia mundialista, solo 8 han conseguido levantar la Copa Mundial de Futbol.
Eduardo Aguilar
Yahoo Deportes