Richard Nelson, economía evolutiva, e innovación

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Por Álvaro Turriago Hoyos

Richard Nelson falleció el pasado 28 de enero de 2025. Había nacido en Nueva York en 1930. Obtuvo en 1956 su doctorado en economía en la Universidad de Yale. Su formación se enmarca en el estudio de la teoría económica y la política pública, lo que se reflejaba en los temas de los que permanentemente se ocupó en su vida profesional.

Fue profesor de economía en las universidades de Yale y Columbia. En esta última se desempeñó como profesor de Asuntos Internacionales y Públicos, Negocios y Derecho, también dirigió el Programa sobre Ciencia, Tecnología y Desarrollo Global en el Columbia Earth Institute. Participó en el comité de asignación de becas de la Corporación RAND, fue miembro del Consejo de Asesores Económicos del presidente de los Estados Unidos en la década de 1960, y también trabajó para la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Nelson fue pionero en el estudio de la relación entre ciencia, tecnología y política pública. Su investigación ayudó a fundamentar la necesidad de políticas gubernamentales que fomenten la innovación y la investigación científica. En sus trabajos Nelson argumentó que la innovación no es un proceso puramente privado, sino que depende en gran medida de la interacción entre empresas, universidades y el gobierno. Su trabajo influyó directamente en el diseño de políticas de innovación en países de todo el mundo.

No solo fue un brillante economista, sino también un pensador que desafió las ideas tradicionales sobre el cambio económico y la innovación. Una de sus más significativas aportaciones a la teoría económica, siempre contrastando sus puntos de vista con la teoría neoclásica, es el hecho de que la economía debe verse desde una perspectiva dinámica, es decir, de cambio permanente, donde las empresas y las instituciones desarrollan rutinas y capacidades de aprendizaje que se van adaptando en el tiempo, a un entorno o medio ambiente también cambiante. Sus enfoques se basan en principios tomados de la biología evolutiva y de la teoría de la complejidad, proponiendo que las empresas innovan de manera incremental y que el cambio tecnológico es un proceso que va siendo acumulado en las organizaciones.

Publicó, junto con Sidney Winter en 1982 An Evolutionary Theory of Economic Change, libro que se constituyó en importante hito teórico para las ciencias sociales. En este trabajo quedaron recogidas las bases de la economía evolutiva. Es en este libro donde se introduce el concepto de “rutinas”. Estas rutinas representan patrones de comportamiento organizacional que guían las decisiones de las empresas: se trata de procesos de aprender-haciendo por parte de las personas que trabajan en las organizaciones, aprendizajes que se transmiten a las organizaciones. Es una visión distinta y nueva de la planteada por la economía neoclásica, que parte del supuesto de que los seres humanos y las organizaciones son agentes racionales maximizadores de beneficios. Nelson y Winter proponen un modelo en el que las empresas experimentan, se adaptan y evolucionan, a través de procesos de selección competitiva de las tecnologías.

Richard Nelson visitó Colombia en 2004 cuando atendió la invitación a participar, junto con Geoffrey Hodgson y Stanley Metcalfe, en un ciclo de conferencias sobre economía evolutiva en el programa de doctorado en Economía de la Universidad Nacional de Colombia.

En el frente de la política pública Colombia recoge un legado de influencias de la Economía Evolutiva y por supuesto de Nelson, sobre estrategias de política pública de innovación y cambio tecnológico, que ha llevado a impulsar no solo el fortalecimiento a la innovación sino también el de las actividades de ciencia y tecnología como promotores de crecimiento y desarrollo económico.

Un rápido repaso de nuestra historia en el frente de la ciencia, la tecnología y la innovación, permite ver cómo desde finales de los años sesenta, el gobierno colombiano se ha empeñado en consolidar el Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación. El enfoque analítico de los Sistemas Nacionales de Innovación descansa sobre un par de supuestos básicos. El primero, sostiene que el recurso fundamental de las modernas economías es el conocimiento tecnológico. El conocimiento tecnológico (o conocimiento operativo, o denominado en algunas ocasiones sólo knowledge), es un recurso económico generador de riqueza y de mejoramiento del nivel de vida, se constituye en un importante activo socioeconómico (stock) que crece o disminuye, en valor dependiendo de la forma como se lleve a cabo el importante proceso del aprendizaje (learning). El segundo supuesto presume que el aprendizaje es esencialmente interactivo y además incorporado a procesos sociales que no pueden entenderse sin tomar en consideración su contexto institucional y cultural.

Colombia se subió al tren de impulso de políticas públicas que promueven la estructuración del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación. Es bien sabido que este despliegue comenzó desde la creación en 1968 de Colciencias (hoy Minciencias). Su posterior transformación en Departamento Administrativo Nacional y luego en Ministerio, le ha permitido configurarse en institución relevante dentro de la definición y aplicación de políticas públicas para promoción de la innovación, y el cambio tecnológico. Hoy en día prácticamente todas las entidades gubernamentales (regionales y nacionales), se ocupan directa e indirectamente de la promoción de la innovación y de las actividades que fomentan su desarrollo, especialmente con la canalización de recursos a proyectos de innovación que implican siempre formación de recurso humano.

La economía evolutiva llora la pérdida de su principal referente, pero su obra seguirá iluminando el camino teórico y aplicado de la innovación y el cambio tecnológico.