Se abre agenda académica de la Escuela de Lectores: ¿Hay relación entre lectura y cerebro ?

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Teniendo en cuenta que la lectura no es una práctica inherente al cerebro, como otras funciones del cuerpo humano, resulta ser un proceso que reviste gran complejidad, más de la que pensamos, exige que los dos hemisferios cerebrales funcionen al tiempo, que el cerebro aprenda algo que resulta totalmente nuevo, una mediación responsable entre el lector recién llegado y la cultura escrita. 

La lectura considerada como una práctica aprendida desde el punto de vista científico, es el tema que la doctora Maryanne Wolf, directora del Centro para la Dislexia, Estudiantes Diversos y Justicia Social de la Universidad de California en Los Ángeles, abordará en la conferencia inaugural de la agenda académica 2022 de la Escuela de Lectores el próximo 23 de febrero, a las 6:00 p.m., este espacio virtual será transmitido por el canal en Youtube y la página en Facebook de la Red.

En la conferencia, la doctora Maryanne Wolf hablará sobre ¿Cómo el cerebro aprendió a leer y de qué manera? y la importancia que tiene la lectura para la vida de las personas en su desarrollo cerebral, cognitivo, afectivo y social. Una charla que guiará de forma más clara el camino que el cerebro lector debe recorrer en diferentes circunstancias. 

Lo que viene 

Para este 2022, la gran apuesta de la Escuela de Lectores se fundamenta en tres ejes principales: los espacios de formación, con seminarios cortos y diplomados; el análisis y la reflexión entorno a los hábitos y necesidades de los lectores a partir del Observatorio de hábitos lectores, escritura y oralidad en Bogotá y, finalmente, la producción de materiales de aprendizaje.

“Por esta razón, iniciaremos con el primer diplomado sobre prácticas y mediación de lectura con los maestros y maestras de IDIPRON, el primer seminario virtual abierto a la ciudadanía sobre lectores y lecturas sumado a los procesos de formación en las universidades, seminarios sobre temas específicos como lectura multimodal, entre otros”, afirmó Diana Guzmán, líder de la Escuela de Lectores. 

Además, el Observatorio de hábitos lectores, escritura y oralidad en Bogotá, en el primer trimestre del año entregará a la ciudad el primer boletín con una reflexión y presentación juiciosa de los resultados de la caracterización de los procesos de lectura y escritura en Bogotá y publicaciones de la Escuela, con el fin de identificar las principales necesidades en torno a lectura y tomar acciones asertivas para el beneficio de toda la ciudadanía. 

La Escuela continuará, a su vez, con los procesos de formación para la población LGTBIQ+, víctimas del conflicto en alianza con la Alta Consejería para las Víctimas, así como con el trabajo con niños y niñas y personas con discapacidad.

En cuanto a la formación virtual, un proyecto fundamental en el desarrollo de las acciones formativas, es el acompañamiento a la educación, los colegios y las bibliotecas escolares, no sólo a través de los objetos de aprendizaje, sino con una acción mancomunada y directa de parte de los profesionales de la Escuela de Lectores junto con los maestros, maestras y bibliotecarios escolares, por lo que Guzmán añade que “los aprendizajes virtuales seguirán siendo parte nodal de nuestro trabajo, hemos iniciado la edición y publicación de materiales escritos que recogen valiosa información sobre los lectores y sus prácticas”.

La Escuela de Lectores

Inaugurada en el 2021, la Escuela propone una ruta de formación y aprendizaje que contempla tres líneas: Acceso, Apropiación y Comunidad, en concordancia con el Plan de Lectura “Leer para vida”. Durante el año anterior se realizaron 250 actividades virtuales y presenciales, entre masterclass, conferencias, cajas de herramientas y espacios de formación gratuita con las que se beneficiaron más de 7.400 personas. 

Además, contempló procesos de investigación y alfabetización inclusiva, trabajo con la Escuela LGBTIQ+ en la que participaron 417 personas, quienes reflexionaron sobre relación entre lectura y diversidad sexual. De igual manera, como resultado del proceso de formación de lectura y escritura en las cárceles, se graduaron 22 brigadistas entre alfabetizantes y alfabetizados.