En el correo de Milán se recibió una carta dirigida al papa Francisco, con destino a la Ciudad del Vaticano, en un sobre escrito a mano procedente de Francia y que las autoridades consideraron sospechoso.
Al abrirlo, encontraron tres balas, lo cual es considerado como una muestra de que podría estarse pensando en atentar contra la vida del Pontífice, quien en breve realizará su viaje número treinta y cuatro a Hungría y Eslovenia.
Ya varias veces las autoridades han estado alertas a posibles atentados contra la vida de quien ejerce el primado de Pedro en la tierra.
Los atentados a los pontífices no son frecuentes, pero han ocurrido en este medio siglo, entre ellos, como lo narré en mi libro “San Pablo VI, defensor de la vida”, publicado por las Paulinas, narro como el 27 de noviembre de 1970, luego de haber descendido del avión en el que llegó al aeropuerto de Manila (Filipinas), el Papa San Pablo VI se salvó de morir acuchillado por un peruano, pintor surrealista, conocido por su desequilibrio mental, llamado Benjamín Mendoza y Amor Flores. Un ataque frustrado gracias a la pronta reacción de los colaboradores del Papa.
Otro, más recordado, fue el que cometió el turco Alí Agca contra San Juan Pablo II en plena plaza de San Pedro el 13 de mayo de 1981. Agca logró que cuatro disparos impactaran en el cuerpo del papa, dos de ellos en el vientre y, misteriosamente, la mano de la Virgen desvió los proyectiles mortales.
Pero, las conspiraciones contra los 266 pontífices se remontan a muchos siglos, comenzando por el propio San Pedro, perseguido por Nerón y fallecido hacia el año 69. Luego, los historiadores recuerdan, entre otros, el atentado a Juan VIII, quien al parecer murió envenenado en el 882. Luego, León X (1475-1521) también fue informado de que existía un plan contra él fraguado por su propio médico.
Otros consideran una conjura la muerte de Albino Luciani, el papa Juan Pablo I (1912-1978), quien 33 días después de su elección canónica, murió de un infarto mientras dormía.
Francisco siempre se ha pronunciado en favor de las víctimas cuando ha habido atentados, asegurando su oración a todos los afectados por esos “insensatos actos de violencia” y expresando su pésame al igual que la profunda tristeza que cada vez que eso ocurre ha sentido “al enterarse de la pérdida de vidas y los heridos a causa del atentado”.
Incluso, el Papa Francisco, envió un mensaje de condolencias a las víctimas del atentado terrorista que ocurrió el jueves 17 de enero de 2019 en la Escuela de Policía General Santander en Bogotá, que cobró la vida de 21 personas y dejó 68 personas heridas, mostrándose siempre enemigo de las acciones bélicas contra el diálogo y la negociación directa.
Francisco siempre ha condenado “la violencia ciega” del terrorismo y, la califica como una “ofensa gravísima al creador”; imagínense que él fuese la víctima. Como siempre lo pide, recemos por él.
Por: Hernán Alejandro Olano García