¡Soy atlanticense! Y quiero la pronta reactivación de nuestro bienestar social

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El departamento del Atlántico, por orden alfabético, es el primero de los 7 del área continental Caribe y uno de los más estratégicos de los 32 que componen la geografía colombiana, con una superficie de 3.388 kms2, que es el 0.29% del territorio del país.

De acuerdo con el ajuste censal por cobertura censal del Dane de 2018, Atlántico cuenta con una población de 2.535.517 habitantes, con capital Barranquilla que es Distrito Especial Industrial y Portuaria y tiene el 80,79% de los pobladores (Incluyendo los municipios de su Área Metropolitana que son Galapa, Malambo, Puerto Colombia y Soledad). Su estructura político administrativa la componen 22 municipios. Está dividido en subregiones Metropolitana, Zona Costera, Zona Central, Zona Oriental y Zona Sur.

Atlántico, que es el cuarto departamento con más habitantes después de Antioquia, Cundinamarca y Valle del Cauca, limita por el norte y noreste con el mar Caribe, al este con el Rìo Magdalena y al sur, suroeste y oeste con el departamento de Bolívar, lo que le da indiscutibles ventajas comparativas para el aprovechamiento y desarrollo agropecuario, así como una dinámica actividad industrial y comercial con notable presencia de inversión nacional y extranjera.

Las vocaciones y potencialidades del Atlántico pueden analizarse de mejor manera si repasamos lo que corresponde a cada subregión, así:

Metropolitana (Barranquilla, Galapa, Soledad, Malambo y Puerto Colombia) de importante producción en materia de bienes y servicios.

Costera (Juan de Acosta, Tubará y Piojó) de gran potencial ecológico y desarrollo turístico.

Centro (Sabanalarga, Baranoa, Luruaco, Usiacurí, y Polonuevo) es clave para el desarrollo agroindustrial y de servicios.

Sur (Candelaria, Campo de la Cruz, Santa Lucía, Suan, Manatí y Repelón) cuyo potencial es esencial agropecuario y turístico.

Oriental (Sabanagrande, Santo Tomás, Palmar de Varela y Ponedera) que basa su dinámica en lo industrial y la promoción e impulso de la hortofruticultura, con énfasis en la agroindustria.

La Universidad del Atlántico, y el conjunto de universidades privadas, asi como los centros de formación técnica y tecnológica, en especial el Servicio Nacional de Aprendizaje, Sena, y sus nodos, tienen un gran desafío en la formación en las áreas de pregrado, especializaciones, maestrías y doctorados,  dotando al recursos humano de las habilidades, destrezas y competencias requeridas en la maduración, consolidación, y estructuración de los procesos de desarrollo de vocaciones y potencialidades, además de lo que se espera de una administración pública comprometida con la modernización institucional, la ética, la transparencia, los derechos humanos, la equidad, la justicia y el bienestar, que no solo satisfaga necesidades básicas sino que además permita las herramientas de participación, control social y respaldo al emprendimiento desde distintos sectores para que la cultura, la economía, y el sentido de permanencia coadyuven a la consecución de niveles más altos de progreso colectivo que nos ayuden a la convivencia pacífica y a la erradicación de la pobre y la inseguridad ciudadana.

En Barranquilla y los municipios del Atlántico se aprecian evidentes signos de avance. Pero aún hay mucho que corregir en materia de servicios públicos, acceso a la educación básica, secundaria y superior, salud, oportunidades para jóvenes, equidad de género, respeto a la diversidad, atención a la primera infancia, niños y adolescentes, tercera edad, etnias y a los migrantes, prevención de la violencia intrafamiliar, combate al microtráfico y a la presencia de las mafias de las drogas, la extorsión y préstamos ilegales que amenazan la vida, la recreación, el entretenimiento y el deporte, entre otros aspectos que son esenciales para la vida en comunidad y la prosperidad física y espiritual, con preservación de las tradiciones y las raíces de los pueblos.

De allí que sea fundamental contar con una clase política que interprete a cabalidad todo lo que requiere el departamento y su gente y acompañe con trabajo y actuar honesto, el manejo de una agenda clave para el desarrollo territorial, económico y social sostenible a corto, mediano y largo plazos. De allí la importancia de las elecciones legislativas que se harán en 2022. Hay que sacar a los corruptos de la esfera de comodidad e impunidad en que se han movido todos estos años, solo para beneficio personal y de sus amigos. Lo digo como ciudadana que quiere un mejor devenir histórico para mi tierra, soy atlanticense y me duele que con tantas potencialidades no podamos superar los niveles de pobreza que aún nos abaten.

Me duelen, cuando recorro ciertos lugares de mi amado Atlántico y veo en los medios de comunicación, los rostros resignados de la gente mayor, la tristeza de niños y jóvenes sujetos a la tragedia en las calles porque no hay dónde estudiar ni trabajar, la incredulidad de decenas de muchachos que levantan su voz y nadie los escucha para resolver problemas, cantidades de mujeres con ganas de aportar pero no son apoyadas al igual que emprendedores que viven más de la frustración que de la realización. No solo me duelen, me preocupan profundamente esas vulnerabilidades que registra nuestro departamento del Atlántico y son las que entre todos tenemos que eliminar para encontrarnos con el futuro que nos merecemos. Soy atlanticense y además de lo que les he mencionado, quiero que muy pronto superemos lo que ha significado la pandemia del Covid-19 y que avancemos hacia la reactivación social departamental y nacional en un esfuerzo y trabajo de todos.

Gracias por compartir su tiempo y leerme.

Por Virna Fadul Yenis Abogada especialista en derecho procesal civil

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