Tendencias en el sector de petróleo y gas en América Latina 

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Por Daniel Rossi, Gerente del Sector de O&G en América Latina en Aggreko

La industria de petróleo y gas en América Latina está en constante evolución, impulsada por una serie de factores que configuran el escenario actual y futuro del sector. En un contexto regional diverso, observamos tendencias que reflejan tanto los avances como los desafíos que enfrentan los países en América Latina, y desde luego Colombia.

Si bien algunos países están avanzando rápidamente en esta dirección, otros aún enfrentan obstáculos importantes. Por ejemplo, Brasil, Argentina, Ecuador y Perú han buscado abrir sus mercados de petróleo y gas, mientras que países como Venezuela y México siguen caminos opuestos, con políticas estatales más intervencionistas.

Un aspecto crucial a considerar es la transición energética, que se manifiesta de manera diferente en cada país de la región. En 2022, Colombia alcanzó el puesto número 29 entre 115 países en el Índice de Transición Energética 2021 del Foro Económico Mundial. Además, empresas de hidrocarburos como Ecopetrol han impulsado la innovación a través de su red Econova, generando US$12 millones (aproximadamente 48.654 millones de COP). Según el Ministerio de Minas y Energía, el país tiene como objetivo alcanzar el 50% de energía renovable en su mix energético para 2030.

Los datos del Informe de Transición Energética en América Latina, un estudio realizado por Aggreko con profesionales del sector eléctrico y de infraestructura en 13 países latinoamericanos, nos ayudaron a mapear algunos de estos escenarios energéticos en la región. Por tanto, lo que puede ser un gran avance en la transición energética para unos puede no serlo para otros. En un país con una presencia masiva de combustibles fósiles más pesados ​​en la matriz energética, por ejemplo, puede tener sentido hacer la transición a un combustible con menos emisiones como el gas natural, este es el caso de Perú. En otros, con una matriz energética con una alta proporción de renovables, la visión puede ser otra. En otras palabras, tenemos situaciones muy diferentes sobre las que trabajar en este ámbito.

La apertura del mercado de petróleo y gas en América Latina presenta una diversidad de enfoques y políticas entre los países de la región. A su vez, el gobierno colombiano adopta una postura agresiva en la transición energética, priorizando inversiones en energía eólica, solar e hidroeléctrica, y negándose a conceder nuevas licencias de exploración de petróleo. Ecopetrol, junto con Shell, está delimitando campos offshore ya descubiertos para aumentar las reservas de gas y petróleo. Esta postura es criticada por reducir la seguridad energética y económica, con una caída del 35% en las actividades de perforación en los últimos dos años, resultando en menos empleos y ingresos. 

Por otro lado, Colombia enfrenta desafíos significativos, como la disminución de recursos naturales y una oferta insuficiente de gas. Según la Asociación Colombiana de Gas Natural (Naturgas), la oferta de gas no cubrirá la demanda el próximo año, con ventas proyectadas de 43,5 Gbtud en 2025 y 160,5 Gbtud en 2026. Para evitar desabastecimiento, Naturgas propone complementar la oferta local con gas importado. Desde Aggreko, evaluamos que también es crucial explorar otras alternativas para mitigar el impacto de esta situación en el sector energético.

En el marco de esta situación, la transición energética, aunque necesaria, debe hacerse de manera estructurada. El cambio abrupto hacia energías renovables puede comprometer la seguridad energética del país, especialmente considerando que fuentes renovables como eólica y solar aún enfrentan desafíos de confiabilidad y almacenamiento. El sector de petróleo y gas, crucial para la seguridad energética, demanda una transición gradual, integrando fuentes renovables de forma complementaria, sin eliminar abruptamente las fuentes tradicionales. 

Por lo tanto, mientras Colombia busca liderar la transición energética, necesita equilibrar sus políticas para garantizar la seguridad energética y económica a largo plazo. El enfoque debe ser gradual, permitiendo que nuevas tecnologías de almacenamiento y generación de energía renovable maduren y se integren de manera eficaz en la matriz energética. 

Esto ha impulsado la inversión y creado empleo, especialmente en el sector del gas natural. Recientemente, varias empresas estatales en América Latina están vendiendo campos maduros y activos no prioritarios para estimular la actividad económica, como el caso de la venta de 55 campos en Argentina, que ha generado gran interés, aunque este enfoque se está adoptando lentamente en otros países. La captura de carbono está ganando protagonismo con inversiones en tecnologías de CCUS. En la transición energética, el gas natural sigue siendo clave, y América Latina, con sus vastas reservas, está bien posicionada en este proceso.

Para ello, al hablar de transición energética, es importante considerar la creciente conciencia ambiental y la búsqueda de reducir las emisiones de carbono. Las empresas del sector del petróleo y el gas están invirtiendo en energías renovables y tecnologías de captura de carbono para mitigar su impacto ambiental y adaptarse a las demandas del mercado global.

En resumen, el sector de petróleo y gas en América Latina está experimentando una transformación significativa, impulsada por factores económicos, ambientales y tecnológicos.

Colombia, a través de Ecopetrol, por un tiempo ha seguido una estrategia similar a la de Brasil, licitando campos, proveyendo licencias de exploración, vendiendo activos maduros y menos estratégicos, para con eso atraer inversiones privadas. Hoy en día eso hay cambiado un poco, y la administración central del país no está permitiendo nuevas licencias de exploración, lo que trae a Colombia a un problema de reposición de reservas de crudo y gas. Las empresas con licencias vigentes y aprobadas siguen con capacidad de exploración e incremento de producción. Para las empresas que no las tienen, les resta seguir con la producción de pozos existentes. Con respecto a los renovables, Ecopetrol también está invirtiendo en ese tipo de energía, así como también en tecnologías de captura de carbono, alineándose con las tendencias de transición energética. 

Brasil se destaca por la apertura de su mercado de petróleo y gas. Petrobras, la empresa estatal, ha estado vendiendo campos maduros y activos menos estratégicos a empresas privadas más pequeñas, lo que estimula la inversión y la generación de empleo.

Venezuela contrasta fuertemente con Brasil. Venezuela, al igual que México, ha adoptado políticas de estatización y monopolio, lo que dificulta la atracción de inversiones privadas. La producción de petróleo del país ha caído significativamente, y la falta de inversiones impide una recuperación rápida. La situación política y económica complicada agrava aún más las perspectivas para el sector. 

México ha enfrentado un declive en la producción de petróleo, cayendo de más de 3 millones de barriles por día en el pasado a alrededor de 1.8 millones en la actualidad. A pesar de los esfuerzos del gobierno para aumentar la producción a través de inversiones estatales, Pemex, la empresa estatal mexicana, es la petrolera más endeudada del mundo.

Argentina está adoptando un enfoque más abierto hacia el mercado y la privatización de activos. YPF, la empresa estatal, está vendiendo campos maduros y menos estratégicos a empresas privadas, estimulando la inversión y la cadena de servicios.

Chile, uno de los países en la región que tiene mayor preocupación con la transición energética, está buscando la neutralidad hasta 2050. Los proyectos de hidrogeno verde, que son varios en país, junto con los proyectos de energía eólica son ejemplos de la voluntad del país de moverse en esa dirección. 

 
Ecuador enfrenta desafíos y oportunidades en el sector de petróleo y gas, con foco en la refinación y la búsqueda de diversificación y sostenibilidad. El país tiene una capacidad de refinación de alrededor de 190 mil barriles diarios de petróleo, así a pesar de las importantes reservas de petróleo y gas, el país es principalmente un exportador de petróleo crudo e importa la mayor parte de sus necesidades de hidrocarburos refinados. 

Guayana se está destacando tras un gran descubrimiento de petróleo en 2019 por ExxonMobil y Hess Corporation. Este país, con reservas estimadas en 11.2 mil millones de barriles, está atrayendo a todas las grandes empresas de servicios de petróleo y gas del mundo, como Halliburton, Schlumberger y Baker Hughes. Se prevé que Guayana alcance una producción de 1.5 millones de barriles por día para 2027. 

Surinam, con el apoyo de TotalEnergies, está siguiendo un camino similar al de Guayana, con inversiones significativas previstas para el Bloque 58. Se espera que el desarrollo en Surinam refleje el éxito de Guayana, convirtiendo a estos dos países en focos importantes para el futuro del sector de petróleo y gas en la región. 

Guayana Francesa y la Margen Ecuatorial de Brasil también son áreas prometedoras para el futuro, pero el desarrollo significativo de estas regiones aún está un poco más distante.