Siempre es buen momento para visitar Tokio, una ciudad con un encanto especial en la que se mezcla la modernidad con la tradición.
Sin embargo, durante los meses del otoño se convierte en un escenario mágico lleno de tonalidades ocres gracias a los numerosos árboles que adornan su calles, parques y plazas. De entre ellos, destacan sobre todo los ginkgos.
El ginkgo se cultiva extensamente en muchas zonas urbanas de todo el mundo como árbol ornamental, pero es especialmente popular en Japón y, sobre todo, en su capital. Basta con pasar por lugares como la avenida Meiji Jingu Gaien o los parques Showa Memorial Park, Hikarigaoka, Yoyogi o Marunouchi, en los que se puede contemplar su increíble belleza.
Las hojas de este árbol, que destaca por su longevidad y su fortaleza, se vuelven de un color similar al dorado durante el otoño dibujando paisajes que parecen sacados de un cuento.
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