Una efectiva articulación interinstitucional fue clave para lograr este proyecto que hoy enorgullece a toda Santa Marta, por tratarse de uno de los íconos más sagrados, caracterizado por su valor cultural, innovador y sostenible.
Hacer que El Morro de Santa Marta volviera a encender su luz no fue una tarea simple. Devolverle la dignidad a este monumento nacional, declarado patrimonio en 1995, significó vencer décadas de olvido, superar enormes desafíos técnicos y lograr una articulación institucional ejemplar.

Esta iniciativa, que se constituyó en uno de los grandes regalos para Santa Marta en sus 500 años, se materializó gracias a la suma de esfuerzos de la Universidad del Magdalena, con el espíritu visionario de su rector Pablo Vera Salazar; el apoyo del Ministerio de las Culturas, y el aporte técnico, ingenio y el talento humano de las empresas Infotic S.A. y Ensolcaribe S.A.S.

Todos estos actores asumieron el reto de convertir lo imposible en un símbolo de esperanza, devolverle la vida al Guardián de la Bahía y enaltecer uno de los sitios más representativos y sagrados de la ciudad, para que los habitantes refuercen su sentido de pertenencia y foráneos reconozcan la identidad samaria.
Se unió la innovación sostenible
Uno de los pilares fundamentales de esta recuperación emblemática fue la ingeniería aplicada por Infotic S.A., empresa aliada de la Universidad del Magdalena y artífice de la donación de un sistema dinámico de generación de energía fotovoltaica.
“Nos enamoramos del proyecto que nos presentó el señor Rector. Vimos la pasión que tiene por su ciudad, quisimos vincularnos, ser parte de la historia y poder cumplir este sueño de la Universidad”, expresó Adolfo Tejada Díaz, presidente de la empresa.
Según explicó Tejada Díaz, el proyecto exigió un diseño altamente especializado debido a la complejidad del entorno y el terreno, así como las restricciones por ser un monumento natural protegido. A pesar de todo, se instalaron veinte luminarias LED de alta potencia, dispuestas de manera estratégica para lograr una cobertura uniforme de la isla.
Estas luminarias están sostenidas por dos torres metálicas galvanizadas con protección anticorrosiva, fijadas sobre bases de concreto especial, construidas directamente sobre las rocas de El Morro, cuidando en todo momento la integridad patrimonial y natural del espacio.

Cada punto del sistema está protegido por un circuito eléctrico con sensores que permiten monitorear el flujo de energía, evitando sobrecargas o fluctuaciones que pudieran afectar la estabilidad de las luminarias.
El sistema, compuesto por 16 paneles solares flexibles, fue diseñado para operar en condiciones ambientales extremas, como alta salinidad, vientos intensos y humedad constante.
“Tenemos un sistema que genera 9.000 kilovatios/hora de energía, durante ocho horas, y es reservada en baterías de litio sin huella de carbono, con autonomía de ocho horas más. Es un sistema robusto. Estamos generando la energía que mueve una mediana empresa”, detalló el presidente de Infotic S.A.

Así mismo, aseguró que el sistema está programado para su funcionamiento automático, lo que facilita su encendido remoto, y la energía allí generada tiene capacidad para abastecer las oficinas de la Dirección General Marítima y la Armada Nacional.
La cuota con sello Unimagdalena
Otro actor clave en este proceso fue la empresa Energía Solar del Caribe S.A.S. – Ensolcaribe, dirigida por el ingeniero magíster Víctor Oliveros Ortiz, egresado y docente de tiempo completo de la Facultad de Ingeniería de la Universidad del Magdalena.
Esta compañía se sumó a la causa, participando en la planificación del proyecto y aportando el componente de montaje, instalación, pruebas y puesta en marcha del sistema, incluyendo el acompañamiento para el cumplimiento de los requisitos administrativos y legales.
De acuerdo con el ingeniero Oliveros Ortiz, esta contribución técnica se logró con la vinculación de un competente equipo de egresados, estudiantes activos y profesionales de la Universidad adscritos a la Oficina de Infraestructura, como el ingeniero Héctor Vargas Cardona, jefe de esta unidad.
“En principio la idea nos parecía un poco soñadora, pero al analizarla nos dimos cuenta de que era realizable”, señaló el líder de Ensolcaribe S.A.S, quien además destacó que, gracias a la planificación y la convicción de ejecutar el proyecto, se superaron retos mayúsculos como las condiciones físicas, técnicas y logísticas.
Además del despliegue técnico, Unimagdalena surtió todos los procesos necesarios ante el Ministerio de Cultura, entidad que dio vía libre para intervenir este patrimonio cultural y natural, luego de ser reconocido y valorado positivamente por la ministra Yannai Kadamani.

Una luz que no se apaga
La recuperación de El Morro es, sin duda, uno de los actos más potentes y simbólicos del quinto centenario de Santa Marta que trasciende de la intervención arquitectónica a una declaración de amor de la Universidad hacia la ciudad y una apuesta por su memoria y su dignidad.
El rector Pablo Vera lo resume así: “Este no es un proyecto de luces, sino de sentido. Sentido de pertenencia, de historia, de orgullo. Gracias a todos los que creyeron en esta idea, hoy Santa Marta brilla con una luz distinta. Una luz que no se apaga”.