Una nave espacial acompaña a los niños en sus misiones contra el cáncer

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Cambiar el colegio por un hospital, a los amigos por niños desconocidos, a los profesores por sanitarios con bata blanca y los juegos por unas pruebas médicas, es otra forma de vida, un proceso “extraño” que viven los menores que padecen cáncer y que -para hacerlo más llevadero- son acogidos en una vivienda con aspecto de nave espacial.

La vida en el espacio es una “metáfora parecida” a la que estos niños experimentan, ya que “de repente se van a otra atmósfera”, como los astronautas, explicó a Efe el gerente de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) en Málaga (sur), Pedro González, cuyo colectivo reconvirtió uno de sus pisos de acogida para enfermos y familiares en el interior de una nave espacial.

“La Nave” -como se denomina esta iniciativa- es de unos cien metros cuadrados, tiene tres habitaciones para acoger a otros tantos niños con su progenitor, una cocina, un salón y dos baños.

Cuando decidieron convertirlo en una nave espacial contactaron con una empresa que había hecho decorados de cine y les hizo el proyecto definitivo.

EL ORIGEN, UN NIÑO ABURRIDO

Un niño les dijo una vez que le gustaba “mucho más” quedarse en otra casa de acogida porque era “más chula”, por lo que a González se le ocurrió transformar ese piso en algo que ellos “disfrutasen” y hacer de su diferencia con otros pequeños algo también “positivo” en el que vivir una “aventura” en una nave.

Inaugurada a finales de junio de 2019, al entrar se les entrega una mochila con libretas para “llevar un diario a bordo”, un bolígrafo y una botella de agua espacial, aunque el dichoso coronavirus no ha permitido organizar actividades con visitas de actores como la “Legión 501” de Star Wars, al ser más vulnerables, aunque es un “proyecto pendiente”.

La traductora y mediadora entre la familia y la entidad, Fátima Zymbioui, explicó a Efe que los niños lo ven todo “diferente y mágico” y están “alegres”, ya que la nave les ayuda a “olvidar un poco” su enfermedad y no les da tanto miedo ir al hospital, puesto que saben que después van a regresar a este espacio galáctico.

ASTRONAUTAS DE ENTRE 5 Y 12 AÑOS

La trabajadora social de la AECC en Málaga, Olga Santiago, indicó que los pequeños astronautas tienen entre 5 y 12 años y la estancia media es de 7 u 8 meses, aunque las enfermedades oncológicas -el cáncer o la leucemia- son “muy graves” y “muy largas” y su tratamiento es “prolongado”, por lo que no hay tiempo límite.

Unos 25 niños han pasado por este espacio, pese a que el coronavirus ha obligado a que solo hubiera uno en vez de tres a la vez.

Para poder alojarse en él deben vivir a 30 kilómetros de la ciudad de Málaga -donde está el Hospital Materno Infantil- y algunos proceden de las ciudades españolas de Ceuta y Melilla, ubicadas en el norte de África, e incluso de Marruecos.

Un espacio cerrado, otro tipo de alimentación, otra gravedad y estar lejos de sus casas, es lo que comparten los famosos astronautas como Neil Armstrong con los niños que se alojan en este piso convertido en nave espacial, donde se encargan de cumplir sus misiones para lograr el objetivo: vivir. EFE

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