12 mujeres siembran en tierras que fueron del cartel de Medellín

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Armenia (Quindío), 24 de septiembre de 2025. El predio Bello Horizonte, de 24 hectáreas, ubicado en La Tebaida (Quindío), emblema del excapo Carlos Lehder, fue entregado a la Asociación de Mujeres Víctimas y Emprendedoras por la Paz. Son víctimas del conflicto armado, que llegaron al Eje Cafetero procedentes de Antioquia, Cauca, Caquetá y Santander. 

Según los registros de la Sociedad de Activos Especiales (SAE), este predio hizo parte de los bienes incautados al narcotráfico y en articulación con la Agencia Nacional de Tierras (ANT) fue entregado a esta asociación de mujeres víctimas como parte del cumplimiento del Punto 1 del Acuerdo de Paz: la Reforma Rural Integral.

Natalia Pérez Alonso, coordinadora de la ANT en Quindío, manifestó que estas mujeres lograron superar múltiples filtros jurídicos, técnicos y sociales para acceder a la tierra productiva.

“El camino no ha sido fácil. Han pasado más de 10 años desde que este predio fue incautado y no faltaron voces que cuestionaran que se adjudicara a mujeres víctimas. Sin embargo, hoy esta tierra se convierte en símbolo de una política agraria con enfoque reparador”, sostuvo.

El registro histórico de la región indica que a finales de los 90 y comienzos del 2000, el paramilitarismo se expandió sobre estos cafetales. El Bloque Cacique Pipintá de las AUC operó en municipios como Armenia, Montenegro y Quimbaya, lo que llevó a que los cultivos cayeran y la desconfianza brotó como maleza.

Hoy, en ese mismo suelo, las 12 mujeres beneficiadas arrancan la maleza, preparan la tierra y siembran para la soberanía alimentaria del país. En comunidad cultivan plátano, cacao, tomate, cilantro, ahuyama, mandarinas y otros productos, mientras van levantando huertas agroecológicas que florecen como símbolo de resistencia. Sueñan con criar gallinas, producir sus propios abonos y caminar hacia la autosuficiencia. 

Ana llegó desde el Cauca con un bebé en brazos y sin conocer a nadie. Gloria y Guillermina partieron de Santander junto a sus familias, intentando borrar sus huellas para escapar de los paramilitares. Cecilia empacó la vida entera en dos morrales y abandonó para siempre su tierra en Antioquia. Amparo y Fidel emprendieron el camino en la noche oscura del Caquetá, llevando consigo más miedo que equipaje.

Gloria Patricia Cruz, representante de la asociación campesina, expresó: “Créanme que este es el único gobierno que realmente le apuesta al campesino, porque siempre ha estado enfocado en la paz. La paz se siente cuando una está tranquila en sus tierras. El presidente Petro sí les cumple a las víctimas del conflicto y nos está devolviendo nuestros derechos”.

Las mujeres del predio Bello Horizonte no llegaron sólo a cultivar plátano y yuca. Llegaron a cosechar justicia social. Para ellas sanar es posible cuando la tierra cambia de manos y vuelve a quienes la trabajan con arraigo, haciendo de ella sustento de vida y garantía de soberanía alimentaria para Colombia.

Mujeres siembran vida y paz

En Colombia, menos del 30 % de la tierra está titulada a nombre de mujeres rurales, pese a que son ellas quienes sostienen buena parte de la producción de alimentos, del cuidado del territorio y de la vida familiar. 

Por eso, el Gobierno del presidente Gustavo Petro sancionó la Ley 2462 del 18 de junio de 2025, que modifica la Ley de la Mujer Rural y fortalece los derechos de las mujeres del campo, dándoles prioridad para ser dueñas de la tierra, habitarla, cultivarla y protegerla. 

En más de tres años, el Gobierno del presidente Gustavo Petro ha gestionado más de 700.000 hectáreas a campesinos, víctimas y comunidades étnicas históricamente excluidas, superando la cifra conjunta de los dos gobiernos anteriores. La entrega del predio Bello Horizonte es muestra de esa apuesta.

Con información de la Agencia Nacional de Tierras.