Jóvenes cargados de tabletas, cables, libretas y mucha energía fueron protagonistas durante dos días de una de las maratones juveniles de innovación más intensas y emocionantes de la Costa Caribe: Daydream 2025, un evento organizado por Hack Club e Icarus Club con el apoyo de la Alcaldía de Barranquilla.
Durante 24 horas continuas, más de 120 jóvenes entre 13 y 18 años, provenientes de 20 colegios de Barranquilla, municipios del Atlántico y otras ciudades como Cartagena y Bogotá, asumieron el reto de crear videojuegos y prototipos digitales desde cero.
De Barranquilla participaron estudiantes de los colegios Alexander Von Humboldt, San José, Experimental del Atlántico José Celestino Mutis, Royal School, IED Nueva Granada, San Nicolás de Tolentino y el IED María Cano.
El rango de mayor participación se concentró entre los 15 y 17 años, agrupados en más de 40 equipos interdisciplinarios integrados por programadores, artistas, narradores y músicos.
En desarrollo de la maratón surgieron 27 proyectos funcionales que desafiaron la creatividad y la técnica de los participantes. La dinámica no fue solo competir, sino aprender.
Durante los dos días, los jóvenes se sumergieron en un entorno dinámico donde la creatividad se unió con la técnica, explorando caminos que iban desde el desarrollo de software hasta la electrónica aplicada.

Los participantes aprendieron desde cero a utilizar motores de desarrollo como Unity, Godot y Storyboard, herramientas clave en la industria global de los videojuegos y la creación interactiva. También se entrenaron en pitching y comunicación efectiva, desarrollando la capacidad de compartir sus ideas con confianza y visión global.
Un hito especial fue la integración de la electrónica aplicada gracias al apoyo de JLCPCB, que permitió a los equipos comprender cómo los prototipos físicos complementan el software y cómo la innovación no solo se queda en pantallas, sino que también se traduce en dispositivos tangibles que transforman la vida cotidiana.
Los mentores fueron piezas clave en la capacitación y desarrollo de la actividad. Había un equipo de 11 expertos de universidades como Wisconsin y los Andes, además de representantes de Microsoft Colombia, CracktiveLab, Blazing Soft y Fundación Código Abierto, que acompañó a los jóvenes durante la jornada.
Cada uno aportó conocimientos y experiencias que inspiraron a los jóvenes a pensar sin límites y a ver en la tecnología no solo una herramienta, sino un camino para cambiar su entorno, demostrando que el talento juvenil de la región tiene la capacidad de conectarse con estándares globales y de impactar con ideas que trascienden fronteras.
Los proyectos que brillaron
Entre los videojuegos presentados, tres se destacaron, asimismo los participantes de esta maratón:
Night Call, primer puesto, fue creado por Antonella Caballero, Juan Pacheco y Mateo Pirela del IED Alexander Von Humboldt. Un shooter 2D con estética cyberpunk y estilo retro que atrapó por su intensidad visual y su ritmo vertiginoso.
Beaver Smash, segundo puesto, fue creado por Gabrielle Algarín, Juan Pablo Calderón y Luciano Vengoechea del Colegio San José de Barranquilla. Combinaron la música, el arte y la programación para dar vida a un juego de ritmo estilo “whack-a-mole” con una mecánica de sacrificio.
IMMOlation, tercer puesto, fue creado por Nairon Barrios, María Juliana Ossa y Mateo Peñaranda del Royal School. Ellos apostaron por un roguelike 2.5D en el que un minotauro enfrenta hidras en una batalla oscura y estratégica.
Además, se reconocieron categorías como mejor arte y mejor música, y los tres primeros puestos ganaron la oportunidad de representar a Colombia en la final mundial de Daydream.

Un impacto global desde el Caribe
Daydream se realizó en más de 100 ciudades de 38 países y logró reunir a cerca de 19.500 jóvenes en el mundo. Barranquilla alcanzó un hito histórico al posicionarse como la cuarta sede más grande del planeta y la primera de todo el continente americano, superando incluso a referentes como Silicon Valley, Miami o Nueva York.
“Daydream Barranquilla demuestra que la juventud del Caribe tiene la capacidad de crear tecnología al mismo nivel que cualquier otro rincón del mundo”, afirmó Nathan Daniel Alspaugh, fundador de Icarus Club.
El evento también dejó aprendizajes poderosos para la ciudad: la innovación no se construye desde el individuo aislado, sino desde la comunidad. Los jóvenes fortalecieron competencias en programación, diseño interactivo, prototipado y electrónica aplicada, pero también descubrieron el valor del liderazgo, la comunicación efectiva y el pensamiento crítico.
Francesca Emilsen Martínez, cofundadora de Icarus Club, calificó como un éxito la participación de los jóvenes que con su creatividad le dieron un impulso al evento de innovación y tecnología.
“En Daydream vimos cómo la comunidad local se convirtió en motor global de tecnología y creatividad. Logramos que el mensaje de la juventud caribeña resonara más allá de nuestras fronteras: somos cultura, somos innovación, somos futuro”, expresó Martínez.
Por su parte, Juliana Taboada, jefa de diseño de Icarus Club, dijo que Daydream Barranquilla 2025 dejó una huella porque no solo consolidó a la ciudad como un nodo estratégico de innovación, sino que demostró que los jóvenes pueden liderar conversaciones tecnológicas. “La magia de Daydream estuvo en la comunidad: estudiantes que llegaron tímidos terminaron siendo líderes de equipo, programadores que nunca habían trabajado en conjunto se convirtieron en creadores de impacto”, manifestó.