El presidente de Francia, Emmanuel Macron, celebró el 40 aniversario de la primera línea de tren de alta velocidad (TGV), entre París y Lyon, con la presentación de un modelo moderno de tren que entrará en servicio en 2024 y de nuevos proyectos de líneas para los próximos años.
“Vamos a continuar a lo grande”, afirmó Macron en un acto conmemorativo en la estación de Lyon de París, en la que se presentó una maqueta del TGV-M que desarrolla el fabricante Alstom, del que el operador estatal SNCF ha encargado un centenar de unidades por cerca de 3.000 millones de euros.
El TGV-M se caracteriza por una “nariz” en la locomotora más aerodinámica, un innovador sistema de frenado que contribuirá a reducir el consumo de energía en un 20 % respecto a los que funcionan ahora, un interior modulable y capacidad para 740 pasajeros, casi 200 más que en los actuales convoyes de dos plantas.
No será más rápido que los que circulan ahora, que tienen una velocidad máxima en uso comercial de 320 kilómetros por hora.
El jefe de Estado afirmó que, después de la reforma y la reestructuración en 2018 de la Sociedad Nacional de Ferrocarriles (SNCF), ahora se puede volver a mirar hacia el futuro y “acelerar”. Se mostró convencido de que la actual será “la nueva década del TGV”.
Reivindicó las “inversiones masivas” decididas por su Gobierno, sobre todo para la renovación de líneas con poco tráfico, una mejor conexión de los puertos y la construcción de nuevas líneas de alta velocidad (LGV).
En concreto, se han establecido partidas presupuestarias de 6.500 millones de euros para prolongar las de Burdeos a Toulouse, de Montpellier a Perpiñán y de Marsella a Niza, aunque ese dinero no cubre más que una parte minoritaria de lo que será necesario para acabarlas.
La inauguración oficial de la primera línea francesa de TGV entre París y Lyon, de algo más de 450 kilómetros, tuvo lugar el 22 de septiembre de 1981 y corrió a cargo del entonces presidente, François Mitterrand.
Desde entonces la red se ha extendido a más de 2.000 kilómetros, aunque los TGV utilizan en total 10.000 kilómetros de vías (la mayor parte convencionales), y ha habido más de 2.000 millones de viajeros.
En 1994 se abrió la primera línea internacional, con el Eurostar de París-Londres, a la que se añadió en 1996 el Thalys a Bruselas y Amsterdam, y el Artesia a Milán.
La apertura del túnel del Perthus en 2010 en los Pirineos permitió al TGV llegar hasta Figueras, en España, aunque hubo que esperar a 2013 para que se explotaran otras líneas entre España y Francia, como París-Barcelona, Barcelona-Lyon o Madrid-Marsella.
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