Colombia se destaca por imprimir un toque único a cada fecha especial. Mientras en gran parte del mundo el amor se festeja en febrero, aquí se celebra cada septiembre.
Además, la conmemoración se extiende a la amistad, otro sentimiento que conecta y crea memorias compartidas. Por ello, quienes buscan planes diferentes para estas fechas pueden inspirarse en las rutas de enoturismo que propone Civitatis, para vivirlas en pareja, compartir con amigos o disfrutar de manera individual a su propio ritmo, con la posibilidad de conocer y conectar con nuevas personas.
El viaje va más allá del brindis: se trata de recorrer territorios donde la historia, la cultura y la naturaleza se entrelazan con el vino. La propuesta reúne rutas enoturísticas con nombre propio: paradas en bodegas emblemáticas, recorridos por viñedos que respiran siglos de oficio y la posibilidad de conocer de cerca el proceso que transforma la uva en una experiencia embotellada. Todo acompañado de catas guiadas que permiten descubrir y saborear vinos que expresan lo mejor de cada tierra.

Chile: Al hablar de rutas de vinos, Chile es uno de los países latinoamericanos que se ubica en el radar de los turistas, pues es actualmente el mayor productor de vino de la región. Los valles de la zona central cuentan con suelos fértiles y condiciones climáticas ideales para la vitivinicultura, creando un entorno natural que favorece la maduración de distintas variedades de uvas.
Aunque existe una amplia oferta de tours y experiencias de enoturismo, las guías de Civitatis destacan tres visitas imperdibles que permiten adentrarse en la cultura vinícola chilena.
La primera es la excursión a la Viña Concha y Toro, famosa por sus centenarias bodegas y por ser una de las marcas de vinos más admiradas del mundo; allí los visitantes pueden elegir entre experiencias Premium o Marqués de Casa Concha.
También sobresale el tour de la Viña Santa Rita, donde un recorrido en coche de caballos por sus viñedos culmina con la degustación de exquisitos vinos carmenere, cepa emblema de Chile. Finalmente, la Viña Undurraga, en la comuna de Talagante, invita a descubrir sus instalaciones y catar tres de sus vinos más reconocidos, con el privilegio adicional de visitar la primera bodega chilena que exportó a Estados Unidos.
Colombia: Si bien el café se ha encargado de llevar el nombre del país a cada rincón del mundo, la fertilidad de sus tierras también permite cultivar otro tesoro: el vino. La ruta reúne destinos en diferentes regiones, con escenarios tan diversos como el Parque Nacional de la Uva en La Unión (Valle del Cauca), los viñedos de la Mesa de los Santos en Santander y las bodegas de Villa de Leyva y Nobsa en Boyacá.
Cada lugar ofrece una experiencia única: recorridos por viñedos que se nutren de climas contrastantes, visitas guiadas que revelan los secretos de la vinificación tropical y catas donde la intensidad de los sabores sorprende tanto a locales como a visitantes. Una tradición todavía poco conocida, pero que se consolida como una de las formas más vibrantes de recorrer la geografía colombiana.

Argentina: Mendoza, al pie de la cordillera de los Andes, se ha consolidado como el gran escenario del vino argentino. Sus paisajes de viñedos y su tradición vitivinícola convierten a esta región en un destino con sello enoturístico. Entre sus zonas más destacadas se encuentran Luján de Cuyo, Maipú y el Valle de Uco, cada una con matices propios que se reflejan en la calidad de sus vinos.
Las bodegas de Mendoza no solo ofrecen recorridos entre viñedos y salas de barricas, sino que también invitan a vivir experiencias gastronómicas en las que cada plato dialoga con una copa que refleja la esencia de la tierra. Andeluna, Terrazas de los Andes, Santa Julia, Casa Vigil y Rosell Boher son solo algunas de las paradas clave para descubrir el alma del vino mendocino.
España: Aunque el país es amplio, el foco recae en la Comunidad de Madrid, corazón político y cultural que sorprende por su tradición vitivinícola y que en 2025 celebra el Año del Enoturismo. Entre montañas y pueblos con encanto se extiende la Denominación de Origen Protegida (DOP) Vinos de Madrid, un sello que reúne cuatro subzonas con identidad propia: desde los suelos de granito y pizarra de El Molar; la garnacha tinta y el albillo real de San Martín de Valdeiglesias; los tintos y blancos de Navalcarnero; hasta Arganda, la comarca más extensa y de mayor tradición.
Más allá de la capital, el mapa español despliega regiones imprescindibles. Al norte, La Rioja y Ribera del Duero firman vinos de gran prestigio, con el tempranillo como eje, que reflejan la fuerza del clima continental y la diversidad de sus suelos; al sur, el Marco de Jerez (Sherry) encarna una singularidad histórica con crianzas biológicas y oxidativas. Junto con Madrid, estas zonas revelan la amplitud y la riqueza enológica del país, consolidando a España como un destino privilegiado para un enoturismo auténtico y variado.
“Las rutas de enoturismo invitan a descubrir paisajes, sabores y momentos que se disfrutan mejor acompañados; cada recorrido es también una oportunidad para crear memorias que permanecen en el corazón, igual que un brindis entre amigos o enamorados. En Latinoamérica hay países con rutas encantadoras, y si planean un viaje más largo, España y Francia son destinos imprescindibles dentro de la cultura vitivinícola”, concluye María Carolina Padilla, country manager de Civitatis.