En la convulsa campaña electoral de Colombia, hasta hace unos meses el senador Iván Cepeda no se proyectaba como el candidato fijo de la izquierda; no era el caballo del oficialismo para 2026.
Pero hubo un punto de quiebre que impulsó a este político extrañamente ajeno a las polémicas —en un país donde abundan—: el caso contra Álvaro Uribe. En julio, cuando una jueza declaró al expresidente culpable por fraude procesal y soborno a testigos (ya fue absuelto), Cepeda, quien fue víctima y testigo en ese juicio, se disparó como el precandidato.
¿Quién es Cepeda, qué propone y podría ser el sucesor de Gustavo Petro?
El hijo sereno de un líder asesinado y el político firme de la izquierda
Cepeda tiene 63 años, nació el 24 de octubre de 1962, en Bogotá. Es senador del oficialista Pacto Histórico y acaba de ganar la consulta interna de ese partido para ser el candidato presidencial en 2026. Es hijo de Manuel Cepeda Vargas, congresista de la Unión Patriótica (el partido que surgió como brazo político de las FARC y el Partido Comunista tras los acuerdos de la guerrilla con el Gobierno en 1984) quien fue asesinado en 1994, y de Yira Castro, una dirigente comunista y exconcejal de Bogotá, fallecida en 1981. La muerte de Cepeda Vargas fue uno de los hechos del que ahora es reconocido en 2023 por la Corte Interamericana de Derechos Humanos como el exterminio de un movimiento político.
Y desde ese entonces Iván Cepeda mostró su carácter estoico de líder izquierda: se han vuelto famosas las imágenes de un joven Cepeda, entrevistado en la calle poco después de enterarse de la muerte de su padre, cuando iba de camino a la universidad. Ha sido el sello del senador, una voz con calma que, desde su ideología, hace un constante llamado a la justicia.
Cepeda estudió filosofía en la Universidad San Clemente de Ohrid, en Sofía, Bulgaria, y se especializó en derecho internacional humanitario en la Universidad Católica de Lyon, Francia. Está casado con Blanca del Pilar Rueda, funcionaria de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP); tienen dos hijos.
La trayectoria política de Cepeda da cuenta de su activismo en un país hostil. Estuvo exiliado entre 1998 y 2004 en Europa tras amenazas por denunciar vínculos entre políticos y paramilitares. En 2003 fundó el Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado (Movice). En 2010 fue elegido representante a la Cámara por Bogotá por el partido Polo Democrático, del que también fue miembro Gustavo Petro. Desde 2014 es senador de la República, reelegido en 2018 y 2022, ahora por el Pacto Histórico, el ahora partido que fue la coalición de los grupos de izquierda que llevó a Petro al poder en 2022.
En el Congreso, Cepeda ha sido copresidente de la Comisión de Paz y miembro de la Comisión Segunda del Senado. Fue facilitador del proceso de paz entre el Gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC. También participó en los diálogos con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y fue colaborador en los acercamientos con el Clan del Golfo dentro de la política de “paz total” de Petro.
En su ejercicio legislativo, Cepeda ha denunciado públicamente casos de parapolítica y vínculos entre empresarios y paramilitares.
El caso Uribe y la candidatura del Pacto Histórico
En 2012, el expresidente Álvaro Uribe —en la orilla opuesta del pensamiento político, el mayor contradictor de Cepeda— lo denunció por presunta manipulación de testigos. En 2018, la Corte Suprema archivó el caso contra Cepeda por no encontrar elementos probatorios suficientes y abrió investigación contra Uribe por los mismos hechos: Uribe pasó de acusador a acusado, luego a culpable en 2025 y luego a absuelto: apenas hace una semana el Tribunal Superior de Bogotá revocó la condena en primera instancia a 12 años de prisión domiciliaria contra Uribe Vélez.
Pero ese caso le dio la notoriedad a Cepeda de cara a las elecciones de 2026: si bien no empezó como un precandidato, la condena a Uribe le dio la exposición mediática y puso en marcha un movimiento que lo llevó a lanzarse por la candidatura.
Cuando comenzaron las campañas de los precandidatos, en el lado del Gobierno se perfilaban más Gustavo Bolívar, exdirector del Departamento Administrativo para la Prosperidad Social, muy cercano a Petro, o el exalcalde de Medellín Daniel Quintero. Pero las disputas internas entre la izquierda, los líos con el Consejo Nacional Electoral para la realización de la consulta y el peso de la campaña terminaron concentrando los apoyos de varios sectores en Cepeda.
Participará en marzo de 2026 en la consulta interpartidista del Frente Amplio para definir un único candidato de izquierda, pero tras el éxito de la consulta (más de 2 millones de votos en una elección no concurrente, de un solo grupo político y no simultánea a otra nacional), ya se plantea como el virtual candidato definitivo.
¿Qué propone Cepeda?
Cepeda es un líder que se diferencia de muchos políticos de izquierda en Colombia, debido a sus maneras poco llamativas, su personalidad calmada y por actuar bajo una posición ideológica más que bajo las lógicas clientelistas de la operación política en el país. Por sus orígenes como miembro de las Juventudes Comunistas, es visto como parte del sector radical de la izquierda en Colombia.
Su programa enfatiza en la continuidad de la “paz total” —el modelo de Petro de negociación con grupos criminales, muy criticado por opositores—, la reconciliación nacional y la defensa de los derechos humanos.
En sus discursos de campaña, Iván Cepeda ha propuesto reforzar la protección de los derechos humanos frente a la violencia y la estigmatización. En materia internacional, plantea una política exterior autónoma, con énfasis en el reconocimiento del Estado palestino, la integración latinoamericana, la defensa de los migrantes y el abandono del modelo prohibicionista de drogas.
En el frente social, habla de una “revolución agraria” y de una economía popular que redistribuya la riqueza mediante una contratación pública orientada a las comunidades. Y en lo político, impulsa una “revolución democrática” —según sus palabras, “pacífica y profunda”— que consolide los cambios sociales del actual Gobierno y los haga irreversibles.
¿Puede ganar?
¿Puede triunfar en 2026 con ese plan de Gobierno? Sin duda el éxito de la consulta del Pacto Histórico por la cantidad de votantes lo deja en un lugar privilegiado no solo entro del espectro de la izquierda —difícilmente otro candidato se le plantearía como rival— sino en la campaña en general: al llegar primero como un candidato en forma, tiene ventaja en tiempo y en exposición mediática.
Al ser el candidato de la unión de la izquierda, tendría poca o nula competencia (los posibles competidores serían Daniel Quintero, asolado por escándalos judiciales y de corrupción, Roy Barreras, un camaleónico político tradicional que llega tarde a la contienda) frente a un escenario en que el centro y la derecha aún están muy atomizados, sin grandes acuerdos y la posibilidad de que a primera vuelta lleguen numerosos candidatos con propuestas y perfiles similares que se cancelarían entre sí.
Pero Cepeda es considerado como un político más dogmático, si bien sus años en el Congreso pueden darle la habilidad política para conseguir consensos. Petro llegó al poder en 2022 con las banderas del cambio como el primer presidente de izquierda en la historia moderna de Colombia, pero tuvo que buscar apoyos de políticos y partidos tradicionales, y su primer gabinete (de los muchos —y de corta duración— que ha armado) era la manifestación de un acuerdo nacional y burocrático entre políticos de diferentes posiciones.
Para ganar, Cepeda podría tener que conquistar votantes de centro o incluso indiferentes o desencantados de la derecha y los partidos tradicionales. Además, tiene que cargar con el lastre de Petro: será el candidato del actual presidente y eso le asegura una base de votantes fieles, pero también el peso de un mandatario que ha tenido una gestión errática, ha sido muy criticado y no ha conseguido los cambios que prometió.
No es un líder carismático, como Petro, y representa esa izquierda que a la derecha le queda fácil condenar. Y para eso el contexto actual en la región y el mundo es un arma de doble filo: Cepeda se enfrentaría a un Donald Trump infranqueable con sus enemigos, con propensión a sanciones económicas y la identificación de la izquierda con el narcotráfico. Los precandidatos de centro y derecha en Colombia han sido bastante vocales en las críticas al Gobierno y sus adeptos en las posiciones blandas frente a Nicolás Maduro y las disputas diplomáticas con Estados Unidos.
Y el factor de la seguridad en Colombia sigue siendo un caballo de batalla para la derecha: la política de “paz total” de Petro no ha conseguido resultados tangibles y, al contrario, ha sumado mucha oposición nacional e internacional. Heredar y profundizar esa perspectiva puede no sumarle votos a Cepeda.
Sebastián Jiménez Valencia, CNN en Español
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