¿Por qué la gente se pone triste en Navidad? Protejamos la salud emocional

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Aunque se asocia con celebración y alegría, la Navidad también puede intensificar emociones como la tristeza, la nostalgia o la ansiedad. Reconocerlas y aprender a gestionarlas es clave para cuidar la salud emocional en esta época.

Bogotá, diciembre de 2025 — Para muchas personas, la llegada de diciembre puede convertirse en un momento emocionalmente complejo, en el que se intensifican sentimientos de tristeza, melancolía o angustia. De repente, los mensajes de felicidad se convierten en motivo de culpa, y no debe ser así.

Estos sentimientos se desatan usualmente porque la época de fin de año viene acompañada de balances personales, reflexiones, presiones familiares y laborales, sobrecargas económicas, gastos imprevistos, duelos, ausencias, cambios en la rutina… todo esto puede potenciar sensaciones de soledad, incluso estando rodeados de amigos y familia.

“No es obligatorio sentirse feliz todo el tiempo, la industria del consumismo nos ha vendido esta idea”, señala Sandra Camacho, decana del programa de psicología de la Unicoc. “Esta exigencia constante puede generar frustración y culpa en quienes no se sienten emocionalmente bien durante las fiestas”.

En la mayoría de los casos, la llamada “tristeza navideña” es transitoria y suele disminuir una vez se retoma la rutina habitual en enero. Sin embargo, hay señales que permiten diferenciar una emoción pasajera de un cuadro que requiere atención profesional.

“Es importante buscar ayuda profesional si la sensación de tristeza y demás síntomas persiste por más de dos semanas”, advierte, “si afectan el desempeño diario o se acompañan de síntomas como aislamiento, irritabilidad, cambios en el sueño o el apetito, desesperanza o pensamientos relacionados con hacerse daño”.

Según explica Sandra Camacho, reconocer estas señales a tiempo permite evitar que el malestar se profundice y se convierta en un problema de salud mental más complejo.

Para quienes atraviesan emociones difíciles en esta época, existen estrategias prácticas que ayudan a transitar el fin de año sin aislarse ni sobreexigirse. Poner límites a los compromisos sociales, organizar el tiempo para no sobrecargarse y comunicar las propias necesidades puede reducir significativamente la presión emocional.

“Equilibrar los encuentros sociales con momentos de descanso, buscar apoyo en personas de confianza y practicar técnicas de respiración, relajación muscular profunda o mindfulness favorecen la regulación emocional”, recomienda la experta de Unicoc. “También es útil planear actividades sencillas y significativas que permitan vivir la época de manera más tranquila y auténtica”.

En casos de duelo, conflictos familiares o soledad, el autocuidado cobra aún mayor importancia. Mantener rutinas básicas como dormir bien, alimentarse de forma regular y evitar el consumo excesivo de alcohol puede marcar una diferencia real en el bienestar emocional.

“Crear nuevas tradiciones, honrar de forma simbólica a quienes ya no están y participar en actividades con sentido ayuda a atravesar estas fechas con mayor serenidad”, señala la docente. “Participar en actividades con sentido, buscar redes de apoyo, recibir orientación profesional cuando sea necesario y realizar actos solidarios también fortalecen el bienestar”.

Entender que la Navidad no se vive de la misma forma para todos y permitirse sentir sin culpa es un primer paso para cerrar el año con mayor equilibrio emocional y comenzar el siguiente con una relación más amable con uno mismo.