Semillas de esperanza: madres comunitarias transforman vidas desde la primera infancia

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Con gratitud, esperanza y compromiso, madres comunitarias inician su camino universitario, fortaleciendo su labor con los niños y niñas, y sembrando un futuro lleno de oportunidades para el territorio.

Entre sonrisas, emotividad y mucho agradecimiento se llevó a cabo el lanzamiento del Programa de Reconocimiento de Saberes y Profesionalización de Madres Comunitarias en Tecnología en Atención Integral a la Primera Infancia, una iniciativa conjunta del Ministerio de Educación Nacional, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar – ICBF y la Universidad del Magdalena.

Gracias a esta articulación interinstitucional, 348 madres comunitarias de Santa Marta, Ciénaga, Zona Bananera, Pivijay, El Banco y Popayán inician su proceso de formación en un ejercicio que reconoce su experiencia, legitima sus saberes y les brinda nuevas herramientas para enriquecer su valiosa labor educativa y social en el desarrollo integral de los niños y niñas en la etapa más decisiva de la vida: la primera infancia.

El programa se enmarca dentro de las políticas de gratuidad del Gobierno Nacional, lo que permite que estas mujeres accedan a la educación superior sin barreras económicas, reafirmando el compromiso con la equidad, el desarrollo desde el territorio y la transformación social, dignificando y fortaleciendo así el papel esencial que cumplen las madres comunitarias.

Un homenaje a la perseverancia y el amor que transforma vidas

Durante el lanzamiento del programa, Pablo Vera Salazar, Rector de la Universidad del Magdalena, destacó la relevancia de esta iniciativa como un acto de reparación, reconocimiento y esperanza para cientos de mujeres que han entregado su vida al cuidado de la niñez:

“Gracias al Ministerio de Educación y al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar por confiar en nuestra Alma Mater. Estos espacios nos llenan de emoción; hoy las madres comunitarias nos engalanan con el verde esperanza. Soy hijo de una mujer que decidió abandonar su proyecto de vida para ser mama y este es un ejercicio de reparación histórico para aquellas madres que renuncian a sus sueños y dignidad por darles a sus hijos lo que ellas no tuvieron”.

De igual manera el máximo directivo anotó: “En ustedes veo un camino de perseverancia. Se lo que representa para muchas familias que no tienen para pagar un hogar infantil, el amor y acompañamiento que ustedes les dan. Mi madre  me dijo que si algún día tenía la oportunidad de ser Rector de esta Universidad, trabajara incansablemente para que otras mujeres como ella, tuvieran derecho a la educación”.

“Vamos a trabajar para que logren culminar esa primera parte del sueño. Por sus manos están pasando miles de niños que tal vez en un futuro gracias a su educación y cuidado lleguen a la presidencia de Colombia diciéndole al mundo que las madres comunitarias forman para el futuro. A ustedes les sobra amor y compromiso y tienen mucho por enseñarnos”.

El directivo concluyó resaltando la apuesta de este Gobierno por la universidad pública, el cual escuchó “las voces de que la política de gratuidad debe ser universal, sin límite de edad”.

Formar y cuidar: Un compromiso con la primera infancia

En su intervención, Astrid Eliana Cáceres Cárdenas, directora general del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar – ICBF, expresó la profunda alegría que representa ver a las madres comunitarias iniciar su proceso de formación universitaria. Destacó este momento como la materialización de un sueño colectivo que dignifica su labor y fortalece los cimientos del sistema de cuidado en Colombia.

“Nos llena de felicidad concretar un proceso de formación en educación superior con estas madres comunitarias que ahora son universitarias. Es un sueño que ellas tenían y hoy se hace posible. Una felicitación especial a la Universidad del Magdalena por ser pionera, abanderarse en este tema y querer tanto a los niños y niñas de primera infancia. Hemos visto  una institución muy comprometida”.

La directora explicó además que las madres comunitarias desempeñan un papel transformador en el cuidado de la primera infancia, pues han logrado cohesionar a los padres de familia para que este cuidado se convierta en un acompañamiento de toda la comunidad. “Las felicitamos por el deseo de estudiar, eso hay que cultivarlo y acompañarlo. Conviértanse en multiplicadoras de esta experiencia enriquecedora”, añadió.

Finalmente, resaltó la importancia de expandir estos sistemas de cuidado comunitario en todo el país: “Entre más el país tenga sistemas de cuidado comunitario, habrá mayores garantías para los derechos de la primera infancia, porque los niños y niñas no son sólo de la familia, sino de la comunidad, de quienes deciden acompañar ese cuidado y del Estado que los protege”.

Construyendo paz

Ricardo Moreno Patiño, viceministro de Educación Superior, resaltó durante el lanzamiento del programa la importancia de reconocer y fortalecer la labor de las madres comunitarias, señalando que su formación no solo dignifica su trabajo, sino que también transforma la sociedad desde la infancia.

“Gracias madres comunitarias, ICBF, rector y equipo de trabajo por su compromiso con la política pública del gobierno nacional para transformar la realidad a partir de la educación, porque es la única forma de construir paz, transformar el territorio, garantizar el derecho a la educación y fortalecer el cuidado a lo más importante que tenemos en nuestra sociedad: los niños y niñas”, expresó el viceministro.

Además, destacó que estas mujeres son “las mayores protectoras del futuro de este país”, y que gracias a su labor se construye una educación inclusiva que abraza a toda la comunidad. “Cuando una madre comunitaria estudia, cambia la vida de una comunidad, la manera en que se entiende el cuidado, la ternura y la educación en los primeros años. Hoy la educación pública les dice ‘sí cuenta’ todo su esfuerzo, reconociendo el valor de su trabajo, experiencia y conocimiento”.

Finalmente, enfatizó la trascendencia de invertir recursos y esfuerzo en este tipo de programas: “Cada madre comunitaria que entra en un aula universitaria es una semilla que permite crecer en el tiempo y cambiar la historia de Colombia; inspiren a sus comunidades, siempre será mejor estudiar”.

Historias que inspiran: sueños que se hacen realidad

Las protagonistas son las propias madres comunitarias, quienes comparten su experiencia y gratitud al iniciar esta nueva etapa universitaria. Marlene Vuelvas Nieto, madre comunitaria estudiante de primer semestre del Programa de Tecnología en Atención Integral a la Primera Infancia, expresó:

“Esto es un sueño que parecía inalcanzable, por eso desde el corazón le agradecemos a la Universidad, al Ministerio de Educación y al ICBF por abrirnos las puertas para estudiar. Venimos a formarnos para tener más herramientas en nuestra labor. Yo soy madre cabeza de hogar, pospuse mis estudios por mi hijo, lo saqué adelante y ya cumplí; ahora sigo este camino que había dejado, con ganas de llegar a lo máximo en formación y tener mejores opciones laborales”.

Por su parte, Karen Milena Martínez Moya, madre comunitaria de Sampues – Aracataca y beneficiaria del programa, añadió: “Es una gran oportunidad de superarnos a nivel personal y profesional, adquirir nuevos saberes para darles mejor atención a los niños. En mi comunidad hay mucha violencia y se ven muy afectados los niños; por lo que nosotras somos un refugio para ellos, donde reciben amor. Pensé que nunca iba a tener esta oportunidad y gracias a la Unimagdalena, el Ministerio de Educación y el ICBF hoy lo logramos”.