Aunque el 82 % de quienes están en pareja en Colombia se encuentra satisfecho con su relación, según una encuesta reciente de Ipsos, en paralelo crece un fenómeno silencioso: el miedo al compromiso supera incluso al temor a la soledad.
Y esa tensión emocional lleva a muchos a preguntarse: ¿es posible amar sin sentir que la libertad queda en riesgo?
Para Leyla Morales Monroy, docente del programa de Trabajo Social de Areandina Bogotá, entender esta transformación es clave: “Hoy vemos una generación que prioriza la autonomía, pero que al mismo tiempo anhela vínculos profundos. Ese doble deseo explica la fragilidad afectiva que se extiende en la sociedad”, afirma.
La discusión no es menor. El Gobierno activó en julio de 2025 la Quinta Encuesta Nacional de Salud Mental, con un módulo especial sobre vínculos afectivos y bienestar emocional. “La relación entre modo de amar y salud mental representa un asunto de interés público urgente”, advierte Morales. Esta conexión, entre afecto y salud colectiva, agrega, “da al tema un peso que va más allá de la vida privada: afecta la manera en que construimos comunidad”.
Cinco alertas que no puede ignorar
La independencia económica, las plataformas digitales y la cultura de la inmediatez han transformado la manera de vincularse: ya no se buscan relaciones por necesidad, sino por afinidad, por deseo o por placer. Pero esa aparente libertad esconde riesgos.
Morales identifica cinco señales que muestran cuándo el deseo de autonomía puede convertirse en miedo al compromiso:
1. Temor a perder autonomía: se evita compartir decisiones, espacios o tiempo de manera constante.
2. Evasión de acuerdos básicos: incluso reglas simples, como horarios o planes conjuntos, generan rechazo.
3. Silencio sobre proyectos en común: hablar del futuro provoca incomodidad o se posterga indefinidamente.
4. Altibajos emocionales: una semana hay afecto intenso, la siguiente distancia absoluta.
5. Relaciones superficiales: vínculos centrados en lo inmediato, sin proyección a largo plazo.
“El problema no es querer una relación libre; es que muchos viven vínculos fragmentados, sin anclaje ni propósito. Esa fragilidad emocional termina causando más soledad que el propio aislamiento físico”, explica la docente de Areandina.
Las consecuencias son visibles: soledad emocional pese a la hiperconexión, vínculos inestables, ansiedad por falta de claridad, pérdida del sentido comunitario e impactos directos en la salud mental, como depresión o baja autoestima.
“Cuando los lazos se debilitan, no solo sufre la pareja; también se erosiona la cohesión social y la disposición a construir comunidad”, subraya.
Cómo equilibrar la libertad con relaciones saludables
Frente a este panorama, Morales propone cinco herramientas prácticas para encontrar un punto medio entre autonomía y afecto estable:
· Comunicación asertiva: expresar expectativas y límites evita malentendidos y fortalece la confianza.
· Acuerdos flexibles: cada pareja puede definir su modelo de relación, sin imposiciones externas, pero con respeto y coherencia.
· Autonomía compartida: “La verdadera libertad no significa aislamiento, sino la capacidad de elegir estar con alguien sin perder quién soy”, dice Morales.
· Cuidado emocional diario: cultivar la autoconciencia y el autocuidado para no caer ni en dependencias tóxicas ni en evasiones afectivas.
· Valorar familia y comunidad: el amor no es solo de pareja; amigos, familiares y redes cercanas también sostienen la vida emocional.
La experta enfatiza que el reto es aprender a construir vínculos donde compromiso y libertad no sean enemigos. “No buscamos regresar a tiempos de rigidez, sino crear relaciones más humanas, con espacio para decidir, pero también para permanecer”, añade.
Qué hacer si sientes miedo al compromiso
Qué hacer si sientes miedo al compromiso: Si evitas hablar del futuro con tu pareja, programa una conversación en los próximos siete días para expresar expectativas y escuchar las del otro.
Cuando la angustia surge por temor a perder independencia, es clave aclarar y acordar espacios personales dentro de la relación, de modo que ambos tengan tiempo propio sin afectar el vínculo.
Si notas que prefieres vínculos superficiales, planifiquen una actividad significativa cada semana para fortalecer la conexión emocional.
Y si experimentas altibajos afectivos con frecuencia, busquen espacios de diálogo más profundos o incluso apoyo profesional que les ayude a gestionar las emociones y mejorar la comunicación.
Esta guía práctica permite identificar si la búsqueda de libertad emocional está funcionando como un espacio sano de autonomía o si, en cambio, encubre inseguridades afectivas que pueden terminar saboteando el bienestar personal y de pareja.
En un mundo acelerado, donde todo parece efímero, amar hoy exige repensar cómo equilibrar independencia y permanencia. Porque, como concluye Morales, “la libertad sin vínculos puede llevarnos al vacío; y el compromiso sin libertad, a la asfixia. Lo importante es aprender a habitar ambos espacios con responsabilidad, afecto y propósito”.